Vulnerabilidad del trabajo al aire libre en condiciones climáticas de calor extremo

En los últimos años, las temperaturas en España han estado aumentando de manera constante, con veranos cada vez más calurosos y olas de calor más frecuentes. Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), en el período de 2017 a 2021, la temperatura media en España fue 1.7 °C más elevada que durante la segunda mitad del siglo XIX. Este fenómeno no es exclusivo de nuestro país; a nivel global, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) también ha señalado que los últimos años han sido los más calurosos registrados, con una tendencia que no parece disminuir.

Además de los efectos medioambientales, el calor extremo tiene un impacto significativo en la vida diaria de las personas, especialmente para aquellos que trabajan al aire libre.

En España, trabajadores y trabajadoras del sector de la construcción, la agricultura y otros oficios al aire libre están entre los más vulnerables a las olas de calor. Según datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social, el estrés térmico es una de las principales causas de accidentes laborales durante el verano. En 2023, se registraron 199 accidentes con baja por calor e insolación, un 27 % más que en el año anterior. De estos 199 accidentes 4 de ellos fueron mortales.

La exposición al calor puede tener varios efectos sobre la salud, que varían en gravedad. Entre los problemas más comunes se encuentran las erupciones cutáneas, hinchazón de extremidades, quemaduras, calambres musculares, deshidratación y agotamiento. No obstante, el golpe de calor es el efecto más peligroso de estar expuesto a temperaturas extremas.

El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) establece una serie de recomendaciones para enfrentar el calor, cuya clave radica la limitación de las tareas pesadas e intensidad de la actividad laboral, disponer de hidratación frecuente, zonas de sombra, ventilación, aire acondicionado, regulación de descanso. La clave está en seguir la regla de «agua, descansos y sombra» para prevenir las enfermedades relacionadas con el calor. Asimismo, la vestimenta de los trabajadores también es un factor importante, debiendo ser amplia, ligera y de colores claros. La cabeza igualmente ha de estar protegida del calor e insolación con gorras, sombreros, etc.

Además, las organizaciones están adoptando medidas para la utilización de equipos de protección individual (EPI) que mejoren la comodidad en ambientes de calor extremo, que son un paso más adicional a las recomendaciones sobre sombra, agua y descansos para aliviar el estrés térmico, con la intención de mejorar la adaptación a las altas temperaturas.

Utilización de cascos de protección para la cabeza en condiciones de altas temperaturas

Una problemática que se produce en la época estival es la utilización de cascos de protección, que se deben utilizar igualmente para proteger la cabeza contra otros riesgos de importancia, como impactos, por ejemplo, y que, en condiciones de altas temperaturas, pueden producir incomodidad y estrés térmico a las personas usuarias de estos equipos.

En diferentes sectores, como en la construcción, el uso del casco es obligatorio, independientemente de si el día es o no caluroso. Lamentablemente, se puede producir la situación de que el uso del casco, al provocar incomodidad y estrés térmico, aumente los accidentes por resbalones, tropezones y caídas, debido a la desorientación por el calor. Según estudios recientes, el estrés por calor afecta al rendimiento cognitivo.

Un factor que afecta al estrés por calor al utilizar el casco en entornos cálidos es que el casco produce su propio microclima interior. Sin ventilación, no puede circular el aire ni renovarse, por lo que se genera una temperatura más caliente que la exterior. Además, otros factores como el color del casco y el material pueden aumentar también la temperatura interior.

Para solucionar esta problemática, se plantean diferentes soluciones e innovaciones tecnológicas para poder recibir una adecuada protección de la cabeza contra diferentes riesgos, sin tener que sufrir un riesgo añadido de estrés por calor. Las soluciones radican principalmente en la utilización de cascos ventilados, así como materiales y accesorios que permitan transpirar y refrescar la cabeza de la persona usuaria, que se van a comentar someramente a continuación.

Cascos ventilados

Los cascos con ventilación son una excelente solución para mantener la cabeza refrigerada, con rejillas de ventilación, que facilitan la entrada de aire fresco y salida de aire caliente, ayudando a generar un microclima y evitar el consecuente aumento de la temperatura en el interior del mismo, de una manera similar a como colabora el sudor en la regulación de la temperatura corporal.

La utilización de un casco con buena ventilación es muy importante para el confort térmico en la cabeza del personal usuario. No obstante, desgraciadamente no todos los sectores, como el eléctrico, pueden utilizar cascos ventilados.

El interior del casco puede estar fabricado de espuma de poliestireno expandido (EPS), que se utiliza habitualmente en la fabricación de los cascos para la absorción de impactos que pueden provocar traumatismos craneales y accidentes. No obstante, el EPS, al ser un aislante en forma de espuma, brinda poca ventilación.

Es por ello que se plantean innovaciones tecnológicas alternativas, como la que se muestra a continuación

Alternativas al EPS

Una de las alternativas que se presentan actualmente, son las tecnologías con estructuras de tubos soldados en disposición en celdas. Estas estructuras son más ligeras, en forma de colmena, absorben más energía, permiten un mayor flujo de aire, transpirando más que el EPS, y minimizando más el impacto de la capa protegida.

Accesorios de refrigeración y protección contra la radiación ultravioleta (UV)

Además de lo indicado anteriormente, se pueden utilizar accesorios que protejan contra la radiación UV y brinden refrigeración encima del cuello, como los que se muestran a continuación.

Forros de casco y toallas refrescantes: Brindan tecnología de enfriamiento duradera sin productos químicos y ofrecen protección solar UPF-50. Se pueden empapar en agua, escurrirse, agitarse o comprimir para activar el efecto de enfriamiento, manteniendo fresca a la persona dos horas o más. Además, se pueden lavar.

Viseras para cuello: Se pueden acoplar al casco, protegiendo de la radiación UV, el polvo y la humedad.

Viseras solares: Se pueden acoplar al casco, protegiendo de la radiación UV, el polvo y la humedad, al igual que las de cuello, con el añadido de la protección de los ojos frente la radiación UV, y la protección contra el deslumbramiento solar, junto con la mejora de la visibilidad, en días soleados.

Materiales lavables: El mal olor a sudor puede producir una incomodidad a tener en cuenta a los/las usuarios/as de los cascos de protección. Se recomienda utilizar cascos almohadillas lavables y reemplazables. Algunos disponen de tecnología antimicrobiana para eliminar las bacterias que causan el mal olor.

Conclusión

El aumento constante de las temperaturas plantea un desafío significativo para quienes trabajan al aire libre, especialmente en sectores como la construcción y la agricultura. Seguir recomendaciones como la hidratación adecuada y los descansos regulares resulta fundamental para garantizar la seguridad y el bienestar de los trabajadores en ambientes de alta temperatura.

En estas condiciones de calor extremo, la utilización de equipos de protección individual para la cabeza, como los cascos, supone un reto adicional para evitar el estrés por calor debido a su uso. La implementación de estrategias como la adopción de cascos ventilados, y el uso de accesorios de enfriamiento, es esencial para mitigar dichos efectos.

La innovación y la concienciación son claves para adaptarse a este desafío climático y proteger tanto la salud como la productividad de los trabajadores.

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