Hace sólo unas semanas, el profesor David Fishwick, quien ha dedicado toda su carrera profesional a las enfermedades pulmonares, exponía en su ponencia ante la International Society for Respiratory Protection (ISRP) sobre enfermedades profesionales del pulmón, que este órgano es altamente eficiente haciendo dos cosas, absorber sustancias suspendidas o disueltas en el aire y reteniéndolas. Esta función primaria y perfeccionada durante millones de años de evolución, hace que la protección respiratoria de todas las personas que están expuestas a contaminantes como óxidos metálicos, sílice cristalina, gases irritantes y demás sustancias que pueden arruinar la salud de una persona, sea algo más que importante, resulta absolutamente crítico.
Si no podemos eliminar los contaminantes del aire, la única barrera entre nuestros pulmones y sustancias peligrosas será un equipo de protección respiratoria (EPR) que esté bien ajustado. Dicho de otro modo, si no somos capaces reducir la exposición a los contaminantes del aire que respira una persona a niveles seguros (es decir, los establecidos en los Valores Límites Ambientales), sus pulmones harán aquello para lo que están diseñados: absorber y retener estas sustancias hasta que dejen de funcionar.
La exposición a sustancias peligrosas en el lugar de trabajo es un problema serio que puede tener graves consecuencias para la salud de todas las personas que las inhalan. Esta exposición es la causa de más de 2 millones de muertes al año en todo el mundo, y en España, hasta octubre, se han cerrado 262 partes de enfermedades profesionales causadas por inhalación de sustancias de diversa índole, como la sílice libre (solo este agente es responsable de 171 partes cerrados), sustancias de alto peso molecular, amianto y otros. El año pasado, hasta diciembre, esta cifra llegaba “sólo” a 233.
La protección respiratoria puede ser un recurso vital para todas estas personas. Sin embargo, en ASEPAL sabemos que para que el equipo de protección respiratoria (EPR) sea eficaz, es fundamental que el proceso de selección permita entregar a la persona el tipo de EPR adecuado para el tipo y nivel de riesgo presente, y que este EPR se ajuste a la fisionomía de la cara de la persona que lo va a utilizar. Para este último aspecto, las pruebas de ajuste respiratorio son fundamentales para comprobar la protección eficaz del EPR y es igualmente importante la competencia contrastada de la persona que las realiza.
En esta entrada del blog, abordaremos estos asuntos, proporcionando pautas y recomendaciones que pueden ayudar a mejorar la protección.
La amenaza invisible: los riesgos de la exposición a contaminantes
En las frecuentes reuniones de los grupos de trabajo sobre protección respiratoria que organizamos en ASEPAL, hemos constatado en numerosas ocasiones que la mayoría de las personas que deben utilizar equipos de protección respiratoria (EPR) no pueden anticipar a priori si el equipo se está ajustado adecuadamente. De hecho, sin entrenamiento y sin programas específicos de protección respiratoria que incidan en la necesidad de comprobar el ajuste respiratorio, solo un porcentaje muy reducido de usuarios de EPR disfrutarán de un buen ajuste respiratorio. En el caso de las mascarillas autofiltrantes, uno de los tipos de EPR más estudiados en cuanto al uso, este porcentaje se encuentra en una horquilla que va del 10 al 15%.
Los EPR filtrantes basan su acción protectora en evitar que el contaminante pase a través del filtro e impedir que el aire sin filtrar penetre en el interior del adaptador facial, por los huecos que puedan quedar entre el equipo y el rostro. Por lo tanto, usar un EPR que no se ajuste adecuadamente al rostro de la persona es como usar un escudo antibalas con agujeros.
La pandemia demostró que muchas personas no saben cómo usar correctamente el EPR. Por ejemplo, pudimos comprobar que muy poca gente es consciente de que la presencia de barba o vello facial interfiere seriamente en la protección ofrecida por un EPR de ajuste hermético.
Una de las razones de esta falta de conocimiento es que la realización generalizada de pruebas de ajuste de protección respiratoria no es obligatoria en la mayoría de los países. En España, desde la aplicación de la Orden TED/723/2021, solo son obligatorias para los trabajadores expuestos a sílice cristalina.
Pruebas de ajuste: la clave para una protección respiratoria efectiva
Debido a la variabilidad de formas y dimensiones faciales, es imposible que un mismo modelo o diseño de equipo de protección respiratoria (EPR) se ajuste de forma correcta a todos los rostros de los usuarios en su lugar de trabajo. En los EPR de ajuste hermético, una falta de ajuste expondrá a la persona a la inhalación de las sustancias de las que debe protegerse.
La Guía Técnica del RD 773/1997 indica que, en el caso de la protección respiratoria, cuando la protección se basa en un correcto ajuste a la cara del portador, esta puede quedar anulada si existen circunstancias que interfieren con su estanqueidad. Además, el citado Real Decreto especifica en su artículo 5 que los equipos de protección individual (EPI) deberán “tener en cuenta las condiciones anatómicas y fisiológicas y el estado de salud del trabajador” y “adecuarse al portador, tras los ajustes necesarios”.
La realización de pruebas de ajuste, que pueden ser cualitativas o cuantitativas, no sólo dará la seguridad de que el EPR seleccionado proporcionará una protección eficaz frente a los riesgos presentes en lugar de trabajo, sino que servirá para asegurarse del cumplimiento de las obligaciones establecidas en Real Decreto 773/1997.
¿Qué tipo de pruebas hay?
Existen dos tipos principales:
Cualitativas: Se basan en la percepción sensorial de la persona que llevará el EPR. Usan sustancias con olor o sabor y, si la persona detecta el olor o el sabor, es indicativo de que existen fugas entre el rostro y el equipo, y el ajuste no es suficiente para ofrecer protección. Al estar basadas en una percepción sensorial, están sujetas a un grado de subjetividad muy grande.
Cuantitativas: Emplean instrumentos que, mediante el control de la presión negativa o el conteo de partículas dentro y fuera del EPR, miden el grado de efectividad de la barrera que ejerce el EPR para evitar la entrada de sustancias en la zona en la que la persona respira. No están sujetas a factores subjetivos, ya que todo depende del factor de ajuste objetivo.
Las pruebas de ajuste cualitativas son más rápidas y fáciles de realizar. En estas pruebas, el usuario debe evaluar si es capaz de percibir el sabor o el olor de una serie de disoluciones de ensayo (sacarina o acetato de isoamilo) durante una serie de ejercicios estandarizados. Si se percibe el sabor u olor de los agentes de ensayo, el ajuste entre el adaptador facial y el rostro no es lo suficientemente bueno para proporcionar la protección requerida.
Las pruebas de ajuste cuantitativas proporcionan una medida más precisa del ajuste. En estas pruebas, se utiliza un aparato especializado que proporciona un valor de factor de ajuste (fit factor) que debe alcanzar un valor mínimo para asegurar que el EPR se ajuste adecuadamente (para mascarillas tipo FFP, el factor mínimo requerido es de 100).
Si quieres aprender más sobre este tipo de pruebas, en 2023 hicimos un vídeo divulgativo junto con el Centro Nacional de Medios de Protección (CNMP) del INSST sobre la materia:
Fit Test: la prueba definitiva de la eficacia del EPR en el lugar trabajo
Las pruebas de ajuste respiratorio son como un chequeo médico para un equipo de protección respiratoria (EPR). Son la única forma de asegurarnos de que el equipo que usan las personas expuestas a contaminantes se ajusta perfectamente a su cara, creando un sello hermético que impide la entrada de cualquier partícula dañina.
No tiene nada que ver con la calidad de la mascarilla, la máscara o cualquier otro EPR del que hablemos. Es como una prueba final de uso del EPR en el lugar de trabajo, donde podemos comprobar, in situ, que el equipo seleccionado es válido para la proteger a la persona que lo va a usar; y, además, lo hace de una forma objetiva, rigurosa y basada en la evidencia.
Este es el motivo por el que muchos países de nuestro entorno, como Reino Unido, Italia o, a partir de 2025, Suecia, han hecho obligatorias estas pruebas para toda persona que deba usar un EPR en su lugar de trabajo.
¿Cualquier persona puede realizar una prueba de ajuste?
Este tipo de pruebas deben ser realizadas por Técnicos Superiores en Prevención de Riesgos Laborales que tengan una adecuada formación tanto en los equipos de protección, como en el manejo de los dispositivos que se usarán para evaluar el ajuste.
Durante la conferencia de la ISRP mencionada en la introducción, se destacó que la formación adecuada y contrastada del personal encargado de realizar estas pruebas es indispensable para minimizar los errores humanos que pueden ocurrir. Errores como la no comprobación del equipo a evaluar, el equipo usado para la evaluación, la no detección de una colocación incorrecta del equipo o errores sistemáticos en partes críticas de la prueba (especialmente en las pruebas cualitativas) pueden resultar en falsos positivos, con las consecuencias que ello conlleva.
En el Reino Unido, en 2009 se desarrolló un método para acreditar a las personas responsables de realizar las pruebas de ajuste, estableciendo requisitos de formación claros y exigentes para los técnicos, incluyendo conocimientos teóricos y prácticos, además de implementar un sistema de evaluaciones periódicas para garantizar que los técnicos mantengan sus competencias.
Sin duda, el desarrollo de sistemáticas que permitan adquirir y acreditar los conocimientos mínimos necesarios para realizar este tipo de pruebas redundará en la solidez del sistema de pruebas de ajuste respiratorio y en la salud de las personas que usen EPR en su lugar de trabajo.
Conclusiones
Las pruebas de ajuste son indispensables para garantizar la protección efectiva de los trabajadores que utilizan equipos de protección respiratoria (EPR). Al igual que un chequeo médico, estas pruebas verifican que el EPR se ajuste correctamente y ofrezca la barrera necesaria contra agentes contaminantes. Es fundamental realizarlas de forma periódica para asegurar que la protección se mantenga en el tiempo. En ASEPAL promovemos la implementación de programas de protección respiratoria que incluyan pruebas de ajuste regulares, ya que son la clave para salvaguardar la salud de los trabajadores expuestos a riesgos respiratorios.