Cualquier empresa debe hacer frente al desafío que se plantea si, tras la evaluación de riesgos, las personas empleadas deben utilizar un Equipo de Protección Individual (EPI): conseguir que el personal utilice correctamente los EPI de manera voluntaria y consciente. Para conseguir este objetivo, además de cumplir con la legislación aplicable, es necesario que el personal comprenda que el EPI es una parte fundamental en el entorno laboral, sin el cual no pueden realizar las tareas con seguridad.
Para ello, es muy recomendable que las empresas hagan partícipes al personal laboral durante el proceso de selección, adquisición, uso y desecho del EPI, como por ejemplo, mediante la información y formación sobre el uso del equipo, demostraciones prácticas en colaboración con distribuidores, fabricantes, etc. Está comprobado que cuando las personas se sienten parte de un proceso, su implicación y compromiso aumentan, lo que ayuda a reducir la desconfianza y la resistencia.
Más allá del cumplimiento
Lógicamente el factor principal e imprescindible que los responsables de prevención tienen en cuenta para la adquisición y utilización de un EPI es el cumplimiento de la legislación y normativa. Sin embargo, se observa que una buena parte de las lesiones y accidentes se producen cuando el EPI no se usa o se utiliza incorrectamente, habiéndose cumplido completamente con la legislación. Entre los motivos de esta falta de uso correcto se encuentra la percepción por parte del personal de que los EPI no son necesarios, que interfieren en su trabajo o que son incómodos.
Por tanto, la empresa tiene que conseguir que su personal perciba los EPI como unos equipos que van a proteger su seguridad y salud, pudiéndole salvar en muchos casos la vida. No obstante, la seguridad no es el único factor con el que se debe contar para concienciar en el uso del EPI. Si una persona no considera cómodo, necesario e incluso atractivo un EPI va a tender a usarlo lo menos posible, mal o a ni siquiera utilizarlo.
Es cierto que en la legislación se establece también que la empresa debe informar y formar en el uso de los equipos, y tener en cuenta la ergonomía y la adaptación del EPI a la persona, teniendo en cuenta sus características físicas, fisiológicas y condiciones de salud, pero para conseguir que la persona utilice correctamente el EPI se debe llevar a cabo una estrategia para fomentar dicho uso.
Acciones para fomentar el uso correcto de los EPI
A continuación, se van a desglosar los diferentes pasos que se deben en seguir durante la vida útil del EPI, desde su selección hasta su desecho, y cómo la empresa puede implementar acciones o estrategias en cada una de ellas para fomentar la implicación y compromiso de su personal, que tendrá como consecuencia un uso correcto de los EPI.
Selección del EPI
En el proceso de selección de un EPI los responsables de prevención de las empresas deben atender a múltiples variables, como el cumplimiento con la legislación, la comprobación de que se dispone la documentación (declaración UE de conformidad, el marcado CE, folleto informativo, marcado, etc), que el EPI es adecuado para el riesgo para la persona y para las tareas y entorno de trabajo.
Informar y hacer partícipe al personal en el proceso de selección de los EPI, ayuda a que las personas se impliquen y consideren dicho proceso como algo en lo que pueden mostrar su opinión y punto de vista, fundamentalmente en los aspectos ergonómicos y de adaptación a sus características físicas y fisiológicas, e incluso gusto estético.
Además, prestar especial atención a las innovaciones tecnológicas de los EPI permite conocer los EPI más avanzados, más ligeros, cómodos, ergonómicos, y con diseños más atractivos, manteniendo e incluso mejorando sus prestaciones. Tener un contacto fluido y constante con los distribuidores y/o fabricantes permite estar al tanto de estas innovaciones y poder incluso planificar demostraciones de estos equipos a las que también puedan asistir el personal de la empresa que los va a utilizar.
Esta acción permite generar entusiasmo y curiosidad entre el personal, dándole la oportunidad de opinar sobre el equipo y sentirse parte del proceso de selección, e incluso le guste el equipo que se ha seleccionado.
Formación en el uso del EPI
Cuando el fabricante diseña el EPI, lo hace teniendo en cuenta su uso previsto y previsible, brindando un nivel mínimo de protección durante su vida útil. Por ello, es crucial que el EPI se utilice según las instrucciones del fabricante, ya que, si no se hace así, no tenemos garantía de que dicho equipo proporcione protección, entrando en un terreno desconocido, dependiendo de la probabilidad de que se produzca un accidente. Es por ello que la empresa tiene la obligación de informar y formar sobre el uso de estos equipos a las personas que vayan a utilizar los EPI, siempre según la información e indicaciones proporcionadas por el fabricante.
Adicionalmente a la formación, se pueden llevar a cabo actividades y talleres sobre pruebas de ajuste, uso y retirada del EPI. Para dichas actividades se puede contar con la participación y colaboración de entidades públicas y privadas, como fabricantes y/o distribuidores de estos equipos.
Mantenimiento del EPI
Dentro de la acción formativa conjunta sobre el EPI otro aspecto importante para el conocimiento y correcto uso del equipo, que es el cuidado y mantenimiento.
Llevar a cabo actividades formativas teórico-prácticas, puede ser de mucha utilidad para implicar al personal. Se pueden realizar actividades, talleres, adicionales, contando incluso con la colaboración de entidades, distribuidores y/o fabricantes de EPI, en los que se hagan inspecciones visuales sobre el estado de los EPI, comprobaciones sobre el funcionamiento, conocer los procedimientos de almacenamiento, limpieza y descontaminación, así como los procedimientos de retirada de servicio, reemplazo o reciclaje de los equipos.
También en estas actividades se debe recalcar al personal que si en las inspecciones y comprobaciones visuales se detectan defectos en el EPI se debe contactar con el departamento de prevención e informar del mismo, y en función de la incidencia, el personal competente procederá a la reparación o retirada inmediata del EPI, siempre según lo indicado por el fabricante.
Además, es importante transmitir que el uso, el almacenamiento, el cuidado y el mantenimiento, influyen en la vida útil del equipo, y por ello, aunque se proporcione en el equipo la fecha de caducidad, se deben tener en cuenta estos factores.
Fomento de cultura de seguridad en la empresa
El éxito del compromiso e implicación del uso del EPI por parte del personal de la empresa está muy influido por el establecimiento de una cultura de seguridad fuerte en el lugar de trabajo, en la que cada miembro de la organización se sienta responsable de su propia seguridad y la de sus compañeros y compañeras. La educación, formación y el hacer partícipe al personal son claves para conseguir implantar esta cultura, ya que se pretende conseguir que los empleados y empleadas comprendan que el uso del EPI es una herramienta que forma parte de todas las acciones preventivas llevadas a cabo en la empresa para cuidar de su seguridad y salud.
Para fomentar e implantar esta cultura, se pueden llevar a cabo muchas medidas, como:
- Adicionalmente a la información y formación establecida por la legislación, brindar actividades divulgativas, formativas, de manera participativa e interactiva con el personal, pudiendo contar con la participación de entidades públicas y privadas, como mutuas, distribuidores, fabricantes, etc.
- Involucrar e implicar al personal en el proceso de selección de los EPI, así como en el resto de las acciones preventivas. Fomentar el conocimiento de los EPI, que el personal los conozca, se los pruebe, verifique si le resultan cómodos, los vea necesarios, útiles, contar con su opinión.
- Incentivar y reconocer a aquellos empleados que cumplan con las acciones preventivas, así como utilicen correctamente y promuevan el uso de los EPI.
Conclusión
Para conseguir una correcta utilización de los Equipos de Protección Individual (EPI) en el entorno laboral, es fundamental que las empresas no solo se limiten a cumplir con la normativa, sino que fomenten activamente la implicación y el compromiso de su personal, a través de estrategias que incluyan la participación del personal en todos los procesos de la vida del EPI, desde la selección hasta su desecho, y el fomento de una sólida cultura de seguridad.
Obtener la implicación del personal en todas las etapas de la vida del EPI, desde la selección, pasando por el uso, cuidado y mantenimiento hasta el desecho de los equipos, favorece una mayor aceptación y uso responsable de los EPI, aumentando la percepción de su necesidad y efectividad.
Asimismo, la participación en este proceso puede ayudar a que el personal de la empresa valore la seguridad y protección que brindan los EPI, minimizando la resistencia a su uso, conociendo mejor el producto, adaptándose más a la persona, obteniendo más confort. Con estas acciones se puede conseguir que a la persona le guste utilizar el EPI que necesita, que lo considere seguro, cómodo y atractivo. Así, se establece un entorno en el cual los trabajadores reconocen el EPI no solo como un requisito, sino como una herramienta esencial para su protección y la de sus compañeros y compañeras, lo cual refuerza una cultura de prevención y cuidado en el ambiente laboral.