Las personas que realizan trabajos en entornos fríos, ya sea por condiciones climáticas o en entornos de trabajo, como cámaras de refrigeración, congelación, etc., están expuestas a los riesgos derivados por ambientes a bajas temperaturas. Una exposición prolongada al frío puede provocar trastornos como la congelación y la hipotermia. Estos efectos, además de poner en peligro la vida de las personas trabajadoras, pueden afectar a su seguridad, rendimiento y productividad en su trabajo. Por ello, la protección adecuada al frío, especialmente en la cabeza es muy importante, siendo un aspecto esencial.
Consecuencias en la salud debidas al frío
El estrés por frío se produce cuando el cuerpo pierde calor más rápidamente de lo que puede generarlo, provocando una caída en la temperatura interna. El cuerpo empieza a experimentar una serie de reacciones fisiológicas que, si no se controlan a tiempo, pueden provocar efectos graves como congelación o hipotermia, que pueden producir daños incluso permanentes si no se mitigan adecuadamente. Entre las consecuencias más graves de la exposición al frío se encuentran la muerte de tejidos (necrosis) y la amputación de extremidades.
Los efectos severos del frío suelen afectar principalmente a la cabeza (cara, orejas, nariz, mejillas, mentón), las manos y los pies. La congelación, por ejemplo, se produce cuando el agua de los tejidos del cuerpo se congela, interrumpiendo la circulación sanguínea, provocando muerte celular. Si la congelación no se detecta ni trata a tiempo, se pueden producir daños irreversibles, como la amputación de la parte afectada.
Otra de las consecuencias de la exposición al frío es la hipotermia, producida cuando la temperatura corporal baja de los 34°C. Los síntomas de la hipotermia incluyen temblores, confusión, dificultad en el habla, respiración superficial, irregularidades en el ritmo cardíaco, falta de coordinación psicomotriz, somnolencia, pérdida de consciencia e incluso la muerte. Cuando un cuerpo está en situación de hipotermia, pierde su capacidad para regular la temperatura interna y los órganos vitales empiezan a fallar, poniéndose en peligro la vida.
La importancia de la protección de la cabeza
Una de las principales formas de mitigar los efectos del frío es protegiendo la cabeza, ya que se estima que hasta el 10 % del calor corporal se pierde a través de esta zona. La cabeza expuesta sin protección térmica puede ser un factor crítico en la regulación térmica del cuerpo. Así, las personas trabajadoras que pasan largos períodos en ambientes fríos deben contar de manera imprescindible con un equipo de protección adecuado que les permita mantenerse a una temperatura corporal segura y confortable sin ver comprometida su salud y seguridad.
Normativa y recomendaciones
Actualmente, no existe normativa específica para la protección de la cabeza contra el frío. No obstante, el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) dispone de una serie de guías y notas técnicas de prevención, como las NTP 1036 y 1037 que pueden servir como guía para la evaluación de riesgos y la adopción de las medidas preventivas correspondientes contra el frío, entre ellas la utilización de Equipos de Protección Individual (EPI).
Para la protección de la cabeza se recomienda la utilización de gorros, pasamontañas, capuchas, que deben ser compatibles con el casco de protección, en caso de que también se tenga que utilizar.
Uso adecuado del casco de protección en ambientes fríos
Una de las principales cuestiones que se deben abordar cuando se usan cascos de seguridad es la compatibilidad con otros EPI, en este caso, con el uso de prendas de protección contra el frío para la cabeza. Un mal uso o mala compatibilidad puede alterar el ajuste del casco, comprometiendo su capacidad de protección.
A continuación, se muestran unos ejemplos de recomendaciones:
- Utilizar casco con forro térmico integrado: Existen cascos específicos diseñados para climas fríos con forros térmicos incorporados. Estos forros permiten mantener la cabeza caliente sin necesidad de añadir ninguna capa adicional que puedan interferir con el ajuste del casco.
- Uso de gorros especiales: Se están desarrollando soluciones como gorros de lana o de material sintético diseñados para llevar debajo del casco de seguridad sin que se perjudiquen sus prestaciones ni la integridad del casco.
- Ajuste adecuado del casco: Para asegurar que el casco esté en su posición correcta y brinde la protección deseada, es esencial que esté ajustado correctamente. Es por ello que, si se utilizan prendas como gorros o capuchas, éstas deben ser compatibles y deben permitir el ajuste correcto según las instrucciones del fabricante. Sistemas de ajuste, como las correas de velcro, o correas de polímero flexibles, facilitan el ajuste del casco incluso mientras se usan guantes gruesos o ropa de invierno.
Seguridad en el entorno de trabajo
Adicionalmente a la protección individual, se deben tener en cuenta las condiciones del entorno de trabajo. En condiciones de muy bajas temperaturas, las superficies se pueden volver extremadamente resbaladizas, por ejemplo, por acumulación de hielo o nieve. Es por ello, por lo que se deben mantener limpias, secas, libres de obstáculos, etc. A continuación, se recomiendan algunas medidas que pueden ser de utilidad:
- Eliminación de hielo y nieve: Asegurarse de que las superficies y suelos del entorno de trabajo estén libres de hielo o nieve que puedan provocar resbalones y caídas.
- Iluminación adecuada: En invierno hay menos luz natural, y en los trabajos en exteriores, una mejora de la iluminación puede prevenir accidentes relacionados con la visibilidad reducida.
- Formación y concienciación: Es esencial que las personas trabajadoras reciban información y formación sobre los riesgos del frío y cómo prevenir consecuencias perjudiciales como la congelación y la hipotermia. Un personal capacitado puede reconocer los efectos del frío de manera más temprana y poder solicitar atención médica a tiempo.
Avances tecnológicos en la protección de la cabeza contra el frío
Debido al cambio climático, cada vez son más frecuentes los acontecimientos climáticos extremos, incluidos los fríos. Es por ello, que incluso en latitudes templadas como las españolas, exista un riesgo de tener eventos de frío extremo.
Ante esta problemática, los fabricantes continúan innovando en la tecnología de los EPI, como el diseño de cascos y ropa que brindan protección específica contra el frío, con materiales térmicos, y buscando una integración mayor de dichos materiales de protección térmica dentro de los propios equipos de protección individual, como los cascos. Es fundamental que las empresas y los fabricantes y/o distribuidores de EPI estén en contacto para poder conocer todas las necesidades y brindar los últimos avances tecnológicos para garantizar que las personas empleadas reciban la mejor protección posible.
Conclusión
La protección de la cabeza en entornos fríos es esencial para la salud y seguridad de los trabajadores expuestos a bajas temperaturas. Debido a que un 10% del calor corporal se pierde por la cabeza, es esencial el uso de equipos de protección adecuados, como gorros, pasamontañas, que además deben ser compatibles con los cascos de protección. También existen cascos térmicos que brindan protección contra los impactos y el frío. La correcta combinación de los EPI permite su correcto ajuste y uso sin comprometer la protección, evitando riesgos graves como la congelación y la hipotermia, y previniendo por tanto daños irreversibles en los tejidos e incluso posibles amputaciones.
Además de la utilización de los EPI, también se deben adoptar medidas en el entorno de trabajo, como por ejemplo mantener las superficies limpias, eliminar el hielo y asegurar una buena iluminación para evitar resbalones y caídas. El avance tecnológico de los EPI permite mejorar continuamente dichos equipos y brindar soluciones innovadoras.