Cada día, miles de personas desempeñan trabajos en altura, estando expuestas al riesgo de caídas a distinto nivel, con graves consecuencias. Al contrario de lo que mucha gente se imagina, no es necesario trabajar en grandes alturas para sufrir una caída peligrosa: una altura superior a dos metros pueda tener graves consecuencias, incluso la muerte. Por ello, es vital llevar a cabo adecuadamente la selección, uso y mantenimiento de los equipos de protección individual (EPI).

¿Qué se entiende por trabajo en altura?

Como ya se ha comentado anteriormente, se considera trabajo en altura aquel en el que existe un riesgo de caída a distinto nivel desde una altura superior a 2 metros. Este tipo de trabajos es común en múltiples sectores, como la construcción, industria, instalación de sistemas eléctricos, jardinería, entre otros. Aunque en primer lugar se deben poner en marcha medidas de protección colectiva, como barandillas, en muchas ocasiones no son suficientes para evitar el riesgo de caída a distinto nivel, por lo que se deben utilizar equipos de protección individual.

Posibles consecuencias de una caída libre a distinto nivel

Durante una caída libre, el cuerpo humano acumula energía cinética muy rápidamente. Si no se detiene de forma progresiva, dicha energía se transforma en una fuerza de gran magnitud al impactar contra el suelo o si se detiene bruscamente por un sistema de seguridad. Dicha fuerza puede superar los 15 kN, y la desaceleración puede alcanzar más de 12 G, provocando como consecuencias lesiones graves o incluso la muerte.

Incluso aunque no se produzca una colisión con objeto o superficie, quedar suspendido/a en un arnés puede generar complicaciones graves, como el síndrome ortostático o de compresión, que obstruye el flujo sanguíneo y pone en riesgo la vida si el rescate no se lleva a cabo con rapidez.

Sistemas de protección individual

Cuando el riesgo de caída a distinto nivel no se puede combatir mediante medidas de protección colectiva, se debe recurrir a la protección individual. En el caso de la protección anticaídas existen sistemas de protección individual, que, dependiendo de la finalidad que se pretenda alcanzar, se agrupan en tres grandes categorías:

  • Sistemas anticaídas: Su función es detener una caída libre desde una altura, de una manera segura.
  • Sistemas de sujeción y retención: Están destinados a prevenir que la persona alcance una zona de riesgo de caída.
  • Sistemas de rescate y salvamento: Su propósito es el de evacuar a una persona de un lugar determinado en caso de que se haya producido una caída.

Cada uno de estos sistemas está formado por diversos componentes, cuya correcta elección y combinación determinará su eficacia.

Componentes de un sistema anticaídas

Los sistemas anticaídas son sistemas complejos que están compuestos por otros subsistemas fundamentales para limitar la distancia de caída libre y la fuerza de detención. Estos subsistemas, combinados, están diseñados para detener una caída a distinto nivel de forma segura.

Los sistemas anticaídas están compuestos por (entre paréntesis se indican las normas europeas de aplicación):

  • Arnés anticaídas: Equipo de prensión corporal diseñado para detener caídas (EN 361). Su función es transmitir al cuerpo la fuerza de frenado a las zonas más que pueden resistirla mejor, como la zona subpélvica y lo más paralelamente posible a la columna vertebral.
  • Subsistemas de conexión: Su función es conectar el punto de anclaje con el arnés anticaídas. Estos subsistemas habitualmente están compuestos por uno o varios componentes o elementos, como:
    • Conectores (EN 362): Se utilizan para conectar componentes. Permiten ensamblar un sistema para engancharse directa o indirectamente a un anclaje.
    • Elementos de amarre (EN 354): Unen el arnés al sistema de anclaje. Pueden estar compuestos por cintas, cuerdas o cables metálicos, y deben incluir un absorbedor de energía (EN 355) si se utilizan como anticaídas, ya que sin ellos la fuerza de choque podría superar los límites tolerables por el cuerpo humano.
    • Absorbedores de energía (EN 355): Componente que disipa la energía durante una caída. Pueden incorporarse por separado o con elementos de anclaje u otros dispositivos.
  • Dispositivo de anclaje: Es el punto donde se fija el sistema anticaídas (EN 795). Existen distintos tipos de anclajes (norma EN 795), que van desde los fijos (tipo A), transportables (tipo B), hasta sistemas más avanzados como las líneas de vida horizontales o verticales (tipos C y D) y los anclajes de peso muerto (tipo E). Se deben seleccionar en función de la estructura disponible.
  • Dispositivo anticaídas: Pueden ser deslizantes o retráctiles:
    • Deslizantes sobre línea rígida o flexible (EN 353-1 y EN 353-2): Se mueven con la persona usuaria y se bloquean automáticamente ante una caída.
    • Retráctiles (EN 360): Disponen de función de bloqueo automático y mecanismo automático de tensión y retroceso del elemento de amarre.

Sistemas de sujeción y retención

Estos sistemas no están diseñados para frenar una caída, sino para impedir que esta se produzca. Su propósito es mantener a la persona en una posición de trabajo estable o impedir que acceda a una zona con riesgo de caída.

Los elementos básicos de los sistemas de sujeción y retención son:

  • Cinturones de sujeción (EN 358): Se utilizan cuando se necesita llevar a cabo tareas con ambas manos libres en una posición determinada, como en estructuras metálicas.
  • Arneses de asiento (EN 813): Se utilizan para tareas prolongadas en suspensión. Están diseñados para sujeción, no son equipos anticaídas.
  • Dispositivos de regulación de cuerda (EN 12841): Permiten ajustar la posición de la persona usuaria sobre una línea de anclaje. Pueden ser de tres tipos:
    • Tipo A. Dispositivos de regulación para la línea de seguridad: Acompañan a la persona en los cambios de posición.
    • Tipo B. Dispositivos de ascenso.
    • Tipo C. Dispositivos de descenso.
    • Los dispositivos de tipo B y C se utilizan siempre junto con los de tipo A.

Sistemas de rescate y salvamento

En caso de producirse una caída, estos sistemas permiten la evacuación segura de la persona usuaria. Existe una serie de equipos diseñados exclusivamente para salvamento y rescate:

  • Arneses de salvamento (EN 1497): Diseñados para sostener a la persona rescatada.
  • Lazos de salvamento (EN 1498): Permiten posicionar a la persona a rescatar de manera segura durante el rescate.
  • Dispositivos de izado o descenso (EN 1496 y EN 341): Permiten elevar o bajar a la persona de manera controlada.

Selección, uso, cuidado y mantenimiento adecuados de los sistemas anticaídas

La selección, el uso, el cuidado y mantenimiento correctos de los sistemas anticaídas son los aspectos clave para que los sistemas de protección anticaídas puedan brindar la protección deseada.

Selección

Como cualquier EPI, se deben tener en cuenta una serie de aspectos esenciales a la hora de llevar a cabo la selección.

  • Cumplimiento con la normativa: Deben cumplir con la legislación y normativa aplicable. Para ello, se debe comprobar la documentación que lleva adjunta (declaración UE de conformidad, marcado, folleto informativo, etc.).
  • Adecuados al riesgo: Otro de los aspectos clave es que los sistemas sean adecuados al riesgo contra el pretenden proteger, en función de su clasificación o tipología, los materiales con los que están fabricados, el diseño, sus prestaciones, características, etc.
  • Adecuado para la persona: Es vital que los sistemas sean adecuados a la persona. Si no se tienen en cuenta las características físicas y fisiológicas de la persona, ni son cómodos, estos sistemas se van a utilizar correctamente, por lo que no brindarán la protección deseada.
  • Adecuado para las tareas y entorno de trabajo: Otro aspecto esencial en la selección es tener en cuenta el entorno y las tareas de trabajo, ya que un equipo no adecuado puede no ser confortable o sufrir daños, por ejemplo, lo que impide que proporcione la protección que se desea.

Uso

La correcta utilización de los sistemas de protección anticaídas es otro aspecto fundamental para recibir una protección óptima.

La utilización siempre, y en todo caso, se debe llevar a cabo según las instrucciones del fabricante. El fabricante ha diseñado y ensayado los equipos en unas condiciones determinadas y si se utiliza fuera de dichas condiciones no se tiene la garantía de que brinde protección, e incluso, se puede producir la exposición a nuevos riesgos no contemplados.

También es esencial la utilización en función del riesgo, la persona y entorno de trabajo.

Formación

Como sucede con todos los EPI, es fundamental y una obligación legal que, de previamente al uso, la persona usuaria reciba una formación adecuada que le permita utilizar los equipos correctamente, además de sus usos previstos y sus limitaciones.

Cuidado y mantenimiento

Otro de los pilares esenciales para que los equipos brinden protección es el cuidado y mantenimiento que debe llevarse a cabo en todo caso según lo que indique el fabricante.

Es muy importante también el almacenamiento de los equipos según indique el fabricante, y estar pendiente de la caducidad o fin de vida útil de los equipos para llevar a cabo su desecho según establezca también el fabricante.

Conclusión

Trabajar en altura es una actividad que conlleva un riesgo importante, ya que una caída a distinto nivel desde una altura de más de 2 metros puede tener consecuencias graves e incluso la muerte. Para evitar estas consecuencias es fundamental entender qué se considera trabajo en altura, evaluar los riesgos asociados a caídas a distinto nivel, así como conocer los sistemas de protección individual, que pueden ser sistemas anticaídas, sistemas de sujeción y retención y sistemas de rescate y salvamento. Cada uno de estos sistemas está compuesto por elementos que deben seleccionarse cuidadosamente según la normativa vigente, el riesgo, las características de la persona usuaria, el tipo de tarea, el entorno y las características de la persona usuaria.

Por ello, la correcta elección de los sistemas de protección, su uso, la formación, el cuidado y mantenimiento, atendiendo siempre a las indicaciones del fabricante y la normativa aplicable son vitales para que las tareas de laborales en altura se lleven a cabo de manera segura.

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