Cada día, miles de personas trabajadoras de todos los sectores se enfrentan a riesgos que pueden dañar seriamente sus ojos, como partículas proyectadas, salpicaduras químicas, radiación, vapores, presión mecánica, visualización de pantallas, etc. Estos peligros parecen invisibles, pero sus consecuencias pueden ser muy graves, conllevando la pérdida total de visión e incluso la muerte. En España, según datos del Ministerio de Trabajo, aproximadamente 10 personas a la hora sufren una lesión ocular y 2 a la semana una lesión grave, lo que da una idea de la relevancia de la protección ocular. Lo que mucha gente no es consciente es que estas lesiones se pueden prevenir en la gran mayoría de los casos utilizando los protectores oculares adecuados.

La protección ocular y facial no es un simple accesorio, es un componente vital de la seguridad laboral, y por ello, es esencial llevar a cabo una correcta selección del equipo adecuado y utilizarlo siguiendo en todo momento las indicaciones del fabricante.

¿Cuáles son los riesgos más comunes?

En función de los diferentes entornos de trabajo, y la correspondiente evaluación de riesgos, se pueden identificar una diversidad de riesgos. Entre los más comunes se encuentran:

Entornos industriales y construcción

Por ejemplo, los trabajos en soldadura, carpintería, eléctricos, mecánicos, etc., están expuestos a:

  • Proyecciones de partículas sólidas.
  • Proyecciones de partículas finas, polvo o gases.
  • Proyecciones y/o contacto con sólidos calientes, metales fundidos.
  • Radiaciones (UV, Infrarrojo, láser, etc.).
  • Salpicaduras de líquidos o metales fundidos.

Cabe destacar que las proyecciones y salpicaduras pueden ser con alta o baja energía y/o a alta o baja velocidad, produciendo, lógicamente, consecuencias más o menos graves.

Es importante tener presente que un simple golpe o una salpicadura puede generar quemaduras en la córnea, abrasiones, infecciones severas o incluso pérdida del globo ocular.

Oficinas y trabajos administrativos

A priori parecen menos peligrosos, pero el trabajo frente a pantallas en entornos de oficina provoca miles de casos anuales de:

  • Síndrome Visual Informático (SVI) o fatiga visual digital: afecta a entre el 50 y el 90 % de quienes trabajan frente a pantallas más de 3 horas diarias, produciendo sequedad ocular y fatiga visual, entre otras consecuencias.
  • El aire excesivamente seco, con poca ventilación y la reducción del parpadeo al estar visualizando pantallas también puede provocar sequedad ocular, fatiga visual, visión borrosa y cefaleas.

Sector sanitario y de investigación científica

Los profesionales sanitarios y de laboratorio se enfrentan a riesgos biológicos, químicos y mecánicos constantes, por lo que es de obligación utilizar protectores oculares y faciales de manera correcta y bien ajustados.

Consecuencias de una lesión ocular más allá del parte médico

Una lesión ocular no termina con unas consecuencias físicas y fisiológicas reflejadas en un parte médico, que pueden ser de gravedad. Además, se producen otras consecuencias que afectan al día a día personal:

  • Lesiones oculares: Una protección incorrecta o inexistente puede resultar en lesiones como abrasiones corneales, cuerpos extraños incrustados, quemaduras químicas, traumas por impacto y lesiones por radiación UV, entre otras, que pueden producir daños irreversibles.

Algunas lesiones pueden producir una pérdida del ojo, pérdida de visión e incluso la muerte.

  • Incapacidad laboral temporal o permanente. Una lesión ocular puede producir una incapacidad para poder volver a trabajar.
  • Dificultades para leer, conducir, disfrutar de una puesta de sol o simplemente mirar a los ojos de un ser querido.
  • Problemas de salud mental como depresión, ansiedad, frustración y pérdida de autoestima.

¿Cuáles son las causas de una incorrecta protección de los ojos?

A pesar de la existencia de diferente normativa de seguridad ocular, aún hoy día se detectan diferentes causas por las cuales el personal laboral no obtiene una protección adecuada para sus ojos, como por ejemplo:

  • Falta de formación: Mucha gente desconoce los riesgos reales de la falta de protección ocular.
  • Infravaloración del peligro: Producto también de una incorrecta información e información, en ocasiones las personas perciben que a ellos no les va a ocurrir nada.
  • Uso incorrecto del EPI: Si el equipo no se está utilizando según las indicaciones del fabricante, por ejemplo.
  • Incomodidad y estética del EPI: Si un equipo es incómodo, está mal ajustado, se empaña por un uso incorrecto y genera mala visibilidad, o incluso la persona no le gusta estéticamente, se tiende a no utilizar el EPI.
  • Falta de cultura preventiva: Entornos laborales donde se priorice la productividad sobre la seguridad.

La importancia de la selección y utilización correcta de los equipos de protección ocular

Como con cualquier otro riesgo, para combatir los riesgos oculares y faciales, si la empresa no puede evitar los riesgos mediante medidas de protección colectiva, se deben utilizar entonces equipos de protección individual. Es vital llevar a cabo una selección correcta de los EPI, así como una utilización según las indicaciones del fabricante.

Como primer paso para poder seleccionar correctamente un protector ocular, se deben tener en cuenta los diferentes tipos de equipos de protección ocular. A continuación, se muestran algunos de los más comunes:

  • Gafas de montura universal, similares a las gafas habituales, pero con protección lateral.
  • Gafas de montura integral, que se ajustan al rostro y ofrecen protección más hermética.
  • Pantallas faciales, que cubren la cara completa. Son comunes en tareas de soldadura, por ejemplo.

Selección de los protectores oculares

En el proceso de selección de un EPI los responsables de prevención de las empresas deben atender a múltiples variables, como el cumplimiento con la legislación, la comprobación de que se dispone la documentación (declaración UE de conformidad, el marcado CE, folleto informativo, marcado, etc), que el EPI es adecuado para el riesgo para la persona y para las tareas y entorno de trabajo.

Informar y hacer partícipe al personal en el proceso de selección de los protectores oculares, ayuda a que las personas se impliquen y consideren dicho proceso como algo en lo que pueden mostrar su opinión y punto de vista, fundamentalmente en los aspectos ergonómicos y de adaptación a sus características físicas y fisiológicas, e incluso gusto estético.

Además, prestar especial atención a las innovaciones tecnológicas de los EPI permite conocer los EPI más avanzados, más ligeros, cómodos, ergonómicos, y con diseños más atractivos, manteniendo e incluso mejorando sus prestaciones.  Tener un contacto fluido y constante con los distribuidores y/o fabricantes permite estar al tanto de estas innovaciones y poder incluso planificar demostraciones de estos equipos a las que también puedan asistir el personal de la empresa que los va a utilizar.

Esta acción permite generar entusiasmo y curiosidad entre el personal, dándole la oportunidad de opinar sobre el equipo y sentirse parte del proceso de selección, e incluso le guste el equipo que se ha seleccionado.

Por mucho que el protector ocular sea seguro, cumpla con la normativa, sea adecuado al riesgo, etc., si la persona no está cómoda o no lo considera atractivo no lo utilizará correctamente.

Uso del equipo de protección ocular

Cuando el fabricante diseña el EPI, lo hace teniendo en cuenta su uso previsto y previsible, brindando un nivel mínimo de protección durante su vida útil. Por ello, es crucial que el EPI se utilice según las instrucciones del fabricante, ya que, si no se hace así, no tenemos garantía de que dicho equipo proporcione protección, entrando en un terreno desconocido, dependiendo de la probabilidad de que se produzca un accidente. Es por ello que la empresa tiene la obligación de informar y formar sobre el uso de estos equipos a las personas que vayan a utilizar los EPI, siempre según la información e indicaciones proporcionadas por el fabricante.

Adicionalmente a la formación, se pueden llevar a cabo actividades y talleres sobre pruebas de ajuste, uso y retirada del EPI. Para dichas actividades se puede contar con la participación y colaboración de entidades públicas y privadas, como fabricantes y/o distribuidores de estos equipos.

Mantenimiento del equipo de protección ocular

Otro aspecto importante para que el equipo de protección ocular brinde la protección deseada es su cuidado y mantenimiento, ya que un equipo con un mantenimiento y cuidado incorrecto no va a brindar la protección deseada.

Se pueden realizar actividades, talleres, adicionales, contando incluso con la colaboración de entidades, distribuidores y/o fabricantes de EPI, en los que se hagan inspecciones visuales sobre el estado de los EPI, comprobaciones sobre el funcionamiento, conocer los procedimientos de almacenamiento, limpieza y descontaminación, así como los procedimientos de retirada de servicio, reemplazo o reciclaje de los equipos.

También en estas actividades se debe recalcar al personal que si en las inspecciones y comprobaciones visuales se detectan defectos en el EPI se debe contactar con el departamento de prevención e informar del mismo, y en función de la incidencia, el personal competente procederá a la reparación o retirada inmediata del EPI, siempre según lo indicado por el fabricante.

Además, es importante transmitir que el uso, el almacenamiento, el cuidado y el mantenimiento, influyen en la vida útil del equipo, y por ello, aunque se proporcione en el equipo la fecha de caducidad, se deben tener en cuenta estos factores.

Fomento de cultura de seguridad y protección ocular en la empresa

El éxito del compromiso e implicación del uso de los equipos de protección ocular (como cualquier EPI) está muy influido por el establecimiento de una cultura de seguridad fuerte en el lugar de trabajo, en la que cada miembro de la organización se sienta responsable de su propia seguridad y la de sus compañeros y compañeras. La educación, formación y el hacer partícipe al personal son claves para conseguir implantar esta cultura, ya que se pretende conseguir que el personal laboral comprenda la importancia de la protección ocular y que el uso de los EPI una herramienta que forma parte de todas las acciones preventivas llevadas a cabo en la empresa para cuidar de su seguridad y salud.

Para fomentar e implantar esta cultura, se pueden llevar a cabo muchas medidas, como:

  • Adicionalmente a la información y formación de concienciación sobre la protección ocular, brindar actividades divulgativas, formativas, de manera participativa e interactiva con el personal, pudiendo contar con la participación de entidades públicas y privadas, como mutuas, distribuidores, fabricantes, etc.
  • Involucrar e implicar al personal en el proceso de selección de los protectores oculares, así como en el resto de las acciones preventivas. Fomentar el conocimiento de estos equipos, que el personal los conozca, se los pruebe, verifique si le resultan cómodos, los vea necesarios, útiles, contar con su opinión.
  • Incentivar y reconocer a aquellos empleados que cumplan con las acciones preventivas, así como utilicen correctamente y promuevan el uso de los EPI.

Conclusión

En el entorno laboral, cuidar de nuestra visión no puede ser una opción secundaria. Los ojos son una herramienta vital para trabajar y para cualquier actividad de nuestra vida. Por ello, protegerlos es esencial y clave en la actividad preventiva. Las cifras son claras y preocupantes: cada hora, 10 personas en España sufren lesiones oculares que, en muchos casos, podrían evitarse con medidas sencillas. La correcta elección, uso y mantenimiento de los equipos de protección ocular no solo previene accidentes, sino que protege la autonomía, el bienestar emocional y la calidad de vida de las personas trabajadoras.

Además, es imprescindible fomentar una cultura preventiva, en la que se transmita la importancia de la protección ocular, donde cada persona entienda que la seguridad empieza en uno mismo. La implicación de empresas, mandos intermedios y personal es clave para que la protección no sea un trámite, sino un compromiso real para minimizar los riesgos y proteger la salud ocular.

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