Introducción

Los equipos de protección individual (EPI) están diseñados para proteger al usuario frente a una amplia gama de riesgos: térmicos, químicos, mecánicos, biológicos o eléctricos. No obstante, uno de los riesgos que habitualmente pasa a segundo plano es el confort térmico, especialmente durante los meses calurosos del año.

Uno de los factores que tiene especial importancia para mantener el confort y la seguridad en condiciones de calor de las personas trabajadoras es la transpirabilidad de la ropa de protección. La transpirabilidad permite que el vapor de agua generado por la sudoración se evacúe al exterior, facilitando la termorregulación del cuerpo humano. Cuando los EPI son poco transpirables, el cuerpo no puede disipar adecuadamente el calor, lo que genera incomodidad, disminución del rendimiento y, en casos graves, estrés térmico o incluso golpes de calor.

Por ello, es de especial importancia que la ropa de protección proporcione una transpirabilidad adecuada, de manera especial en climas calurosos o ambientes con altas temperaturas.

¿Qué es la transpirabilidad?

En el contexto de la ropa de protección, la transpirabilidad es la capacidad de un tejido para permitir la salida del vapor de agua producido por el cuerpo humano durante la transpiración. Al contrario que la impermeabilidad, que impide la entrada de líquidos, la transpirabilidad favorece la salida del sudor en forma de vapor de agua.

Si una prenda no transpira adecuadamente, la humedad se acumula en el interior, aumentando la temperatura corporal, provocando una sensación de sofoco. Si, además, la persona trabajadora realiza esfuerzos físicos, trabaja bajo el sol o se encuentra en espacios cerrados y mal ventilados, los efectos de una transpiración incorrecta se ven multiplicados.

La ropa de protección, debido a su función de barrera, tiende a ser más cerrada que la ropa de uso común. Por ello, conseguir una buena transpirabilidad sin comprometer la protección, constituye un auténtico reto tecnológico. Dicho equilibrio entre seguridad y comodidad no sólo es clave para preservar la salud y seguridad, sino también para el rendimiento de las personas trabajadoras.

Consecuencias del uso de EPI no transpirables en condiciones de calor

Si se utiliza una prenda no transpirable o con una transpiración insuficiente, cuando la persona se enfrenta a unas condiciones de calor elevado y humedad, puede estar expuesta a diversos riesgos, como los siguientes:

  • Estrés térmico: Nuestro cuerpo necesita mantener una temperatura constante interna de unos 37 °C, aproximadamente. Si esta temperatura aumenta por encima de los 38 ºC, debido a un esfuerzo físico intenso o a una exposición a altas temperaturas, puede aparecer el estrés térmico. El estrés térmico provoca cansancio, mareos, irritabilidad, falta de concentración, etc. En caso de que persista, puede provocar deshidratación severa, colapso térmico e incluso la muerte.
  • Disminución del rendimiento laboral: Una persona que está incómoda, con sudoración, y siente calor excesivo, tenderá a disminuir su ritmo de trabajo, tener más dificultades de concentración, por lo que se reducirá su rendimiento, y se aumentarán las probabilidades de cometer errores o tomar decisiones equivocadas. Esta situación afecta no sólo a la productividad, sino también puede afectar a la seguridad y salud general del entorno de trabajo.
  • Problemas dermatológicos: La humedad retenida en la piel, especialmente en zonas de roce, puede provocar irritaciones, infecciones por hongos o eccemas, agravando el malestar general.
  • Riesgos indirectos: En situaciones críticas, la necesidad de aliviar el calor puede llevar al trabajador a quitarse parte del EPI, exponiéndose involuntariamente a riesgos para los que la prenda lo estaba protegiendo. Esto representa un peligro mayor aún.

Medición de la transpirabilidad

La transpirabilidad de un tejido se puede medir de forma técnica mediante parámetros como el siguiente:

  • Resistencia al vapor de agua (Ret): Es el valor más común y se expresa en m²·Pa/W. Cuanto más bajo sea su valor, mayor será la transpirabilidad del material. El rango habitual va desde valores inferiores a 15 (buena transpirabilidad) hasta superiores a 40 (se consideran impermeables, con una transpirabilidad mínima).

Las mediciones permiten comparar objetivamente distintos tejidos y ayudar en la selección de materiales adecuados para cada entorno laboral.

Ejemplos de normativa aplicable a la transpirabilidad de la ropa de protección

Existen diferentes normas europeas relativas a la ropa de protección que se pueden utilizar de referencia para seleccionar ropa de protección para condiciones de calor y humedad, en las que se contemplan aspectos como la transpirabilidad. No toda la normativa establece requisitos de transpirabilidad, pero la exigencia de niveles altos de protección requiere materiales poco permeables. Por ello, es recomendable conocer sus requisitos para la selección de la ropa de protección adecuada. Algunos ejemplos de normativa de referencia para ropa de protección en situaciones en las que se puede producir calor y/o humedad, pueden ser los siguientes:

  • EN 343: Ropa de protección contra la lluvia: Esta norma incluye una clasificación basada en la resistencia al vapor de agua (Ret). Establece 4 niveles de transpirabilidad:
    • Clase 1: Ret > 40 (muy baja transpirabilidad).
    • Clase 2: 25 < Ret ≤ 40.
    • Clase 3: 15 < Ret ≤ 25.
    • Clase 4: Ret ≤ 15 (alta transpirabilidad).

La normativa también combina esta información con los niveles de impermeabilidad, lo que permite una evaluación más completa del rendimiento de la prenda en condiciones húmedas y calurosas.

  • EN ISO 11612: Ropa de protección contra calor y llama.
  • EN 13034: Ropa de protección contra productos químicos.
  • EN 14126: Ropa de protección contra agentes biológicos.

Materiales, estructuras y tecnologías para favorecer la transpirabilidad

Existen diferentes materiales y tecnologías que se siguen desarrollando como soluciones para mejorar significativamente la transpirabilidad de las prendas de protección. Algunos ejemplos de estos tipos de tejidos pueden ser:

  • Membranas transpirables: Consisten en capas muy finas, porosas o hidrofílicas, integradas en tejidos para proporcionar transpirabilidad y barrera.
  • Tejidos multicapa con estructura porosa: Algunos materiales utilizan una estructura de múltiples capas que combina una barrera exterior contra agentes peligrosos con capas interiores que permiten la circulación del aire y la evacuación del vapor.
  • Tejidos de punto y malla: Estos tejidos favorecen la ventilación.
  • Microperforaciones de ventilación en zonas estratégicas: En zonas de menor exposición al riesgo (como espalda, axilas o muslos), algunos EPI incorporan paneles microperforados que aumentan el flujo de aire sin afectar la protección.
  • Acabados hidrófilos y tratamientos químicos: Los acabados especiales pueden mejorar la absorción y transporte del sudor desde el interior del tejido hacia el exterior, facilitando su evaporación.

Estrategias para mejorar el confort térmico

Para mejorar el confort climático, además de tener en cuenta la transpirabilidad de la ropa de protección utilizada, se deben implementar diferentes estrategias integrales, como, por ejemplo:

  • Selección adecuada de la ropa de protección: La selección de la ropa de protección adecuada al riesgo, la persona, la tarea, el entorno y las condiciones ambientales de trabajo es clave para poder obtener la protección deseada.
  • Uso de prendas interiores que técnicas: Son prendas cómodas y transpirables que mantienen seca a la persona de su propio sudor. cuya principal función es mantenernos secos de nuestro propio sudor. Suelen incluir una capa interior de tejidos sintéticos transpirables, como poliéster técnico.
  • Planificación de descansos y pausas: En aquellas tareas al aire libre en ambiente caluroso o con alta exigencia física, se recomienda establecer pausas en zonas frescas, bien ventiladas y con sombra.
  • Hidratación constante: Se considera imprescindible brindar acceso a agua potable y fomentar una correcta hidratación.
  • Formación y sensibilización: Se recomienda llevar a cabo acciones formativas para reconocer los signos y síntomas del estrés térmico y cómo actuar al respecto, es un aspecto de gran importancia para prevenir dicho riesgo.

Conclusión

En el contexto de aumento de las temperaturas y eventos de olas de calor debido al cambio climático, dando cada vez situaciones más frecuentes de condiciones de temperaturas extremas de trabajo al aire libre, la transpirabilidad de la ropa de protección es un elemento esencial a tener en cuenta para garantizar la seguridad, salud y rendimiento de las personas trabajadoras.

Aunque la función principal de cualquier equipo de protección individual es brindar una barrera contra determinados riesgos, se deben tener en cuenta factores como el confort y las condiciones ambientales del entorno, ya que la protección se puede revertir no sólo en incomodidad para la persona usuaria, sino también en una amenaza para la seguridad y salud, y por ello es muy importante tener en cuenta un aspecto clave como la transpirabilidad en la selección del EPI.

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