Los seres humanos, al ser animales bípedos, utilizamos dos de nuestras extremidades para desplazarnos. Los pies son la base de nuestra postura, movilidad y equilibrio. En entornos laborales, están expuestos a múltiples amenazas: impactos, perforaciones, resbalones, descargas eléctricas, sustancias químicas, calor extremo, entre otros. Utilizar calzado de protección adecuado no solo evita lesiones inmediatas, sino que también previene dolencias crónicas que afectan la salud musculoesquelética. Por ello, la protección de los pies no solo es necesidad, sino también una obligación en la prevención de riesgos laborales.

Según datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social, en España en 2024 se notificaron 41.758 accidentes que produjeron lesiones en los pies con baja laboral, lo que implica aproximadamente 5 personas a la hora. Este dato pone de manifiesto la frecuencia con la que se producen estos accidentes y la importancia en insistir en llevar a cabo acciones de concienciación en todos los sectores sobre la protección de los pies y el uso de los EPI adecuados, en este caso calzado de protección.

¿Por qué es importante la protección de los pies?

Como se ha podido comprobar con los datos anteriores, las lesiones en pies figuran entre las más frecuentes en los accidentes laborales. El pie humano es una estructura frágil frente a los riesgos comunes en el entorno laboral, y una lesión en él puede afectar la movilidad, el equilibrio, el sistema musculoesquelético y la salud general. Las estadísticas laborales no dejan lugar a dudas: las lesiones en los pies figuran entre las más comunes en accidentes laborales.

A continuación, se muestran algunos factores clave que demuestran la importancia de su protección:

  • Alta exposición de los pies a riesgos físicos, químicos y mecánicos: Algunos ejemplos de estos riesgos pueden ser:
    • Aplastamientos por objetos pesados.
    • Perforaciones por clavos o elementos punzantes.
    • Cortes y laceraciones.
    • Quemaduras térmicas o químicas.
    • Resbalones, tropiezos y caídas.
    • Contacto con electricidad.
  • Alta frecuencia de accidentes: Como se ha comentado, los accidentes con consecuencias de lesiones en los pies se producen con una alta frecuencia, lo que se traduce en costes personales, de salud, y económicos para empresas y administraciones públicas.
  • Complejidad anatómica y vulnerabilidad: Los pies están compuestos por multitud de pequeños huesos, músculos, tendones y ligamentos, y no solo soporta el peso del cuerpo sino que también absorbe impactos y permite la movilidad.
    Las lesiones en los pies alteran toda la cadena biomecánica, afectando a los tobillos, rodillas, caderas y columna vertebral, lo que puede derivar en trastornos musculoesqueléticos crónicos. Por ello, una lesión puede requerir tratamientos largos y costosos, que en muchos casos no llegan a conseguir una recuperación funcional plena.
  • Frecuencia de lesiones: Como ya se ha comentado, las lesiones en los pies son de los accidentes laborales con baja más frecuentes, en sectores como la construcción, logística, industria pesada y agricultura. Algunos ejemplos de estas lesiones pueden ser:
    • Fracturas.
    • Contusiones.
    • Esguinces.
    • Heridas punzantes.
    • Amputaciones parciales.
  • Ergonomía y confort incorrectos: Un uso prolongado de calzado inadecuado puede provocar:
    • Fatiga muscular en piernas y espalda.
    • Dolor lumbar por mala postura compensatoria.
    • Problemas circulatorios como hinchazón o varices.
    • Incremento de errores humanos por distracción o incomodidad.
  • Además, si el calzado es incómodo:
    • No se utiliza.
    • Se reduce la adherencia al uso obligatorio.
    • Se producen retiradas o modificaciones indebidas del EPI.
    • Aumentan los accidentes por uso incorrecto o ausencia del equipo.

Es por ello que, para prevenir dichas lesiones y problemas de salud se deben llevar a cabo una serie de medidas preventivas, como la utilización de Equipos de Protección Individual (EPI) adecuados, como el calzado de protección.

Diversidad del calzado de protección

Uno de los principales y más comunes errores es suponer que un solo tipo de calzado va a brindar protección para todas las tareas laborales, y no es así. Cada tarea y cada entorno laboral presentan diferentes riesgos específicos que deben tomarse en cuenta en la evaluación, requiriendo diversas formas de protección. Por este motivo, existen diferentes tipos de calzado, diseñados para hacer frente a los distintos tipos de riesgos.

A continuación, se muestran los principales tipos de calzado.

Calzado de seguridad (norma EN ISO 20345)

El calzado de seguridad debe cumplir con los requisitos debiendo ser conforme con la norma EN ISO 20345, y dispone de topes de seguridad (metálicos o no) que deben ser:

  • Resistentes a una energía de impacto de 200 J.
  • Resistentes a la compresión a una carga de 15 kN.
  • El símbolo de marcado para el calzado de seguridad que cumpla con los requisitos básicos debe ser: SB.

Calzado de protección (norma EN ISO 20346)

El calzado de protección debe cumplir con los requisitos debiendo ser conforme con la norma EN ISO 20346, y dispone de topes de seguridad (metálicos o no) que deben ser:

  • Resistentes a una energía de impacto de 100 J.
  • Resistentes a la compresión a una carga de 10 kN.
  • El símbolo de marcado para el calzado de seguridad que cumpla con los requisitos básicos debe ser: PB.

Calzado de trabajo (norma EN ISO 20347)

El calzado de protección debe cumplir con los requisitos debiendo ser conforme con la norma EN ISO 20347, pero no dispone de topes de seguridad.

  • El símbolo de marcado para el calzado de seguridad que cumpla con los requisitos básicos debe ser: PB.

Requisitos adicionales

Además de los requisitos básicos, los tres tipos de calzado indicados pueden cumplir una serie de requisitos adicionales para brindar protección para diferentes riesgos. Algunos ejemplos, con su correspondiente codificación, serían:

  • P, PL, PS: Resistencia a perforación (metálica o no metálica).
  • A / C: Propiedades eléctricas (antiestático o conductor).
  • HI / CI: Aislamiento térmico (calor o frío).
  • E: Absorción de energía en el talón.
  • WR / WPA: Resistencia al agua.
  • M / AN / CR: Protección metatarso, tobillo o corte.
  • SR / SC / HRO / FO / LG: Deslizamiento, abrasión, calor, hidrocarburos, agarre en escaleras.

Calzado de protección contra riesgos específicos

Adicionalmente, y cumpliendo además con los requisitos establecidos en las normas EN ISO 20345, EN ISO 20346 y EN ISO 20347, según corresponda, existe calzado que brinda protección contra riesgos específicos. A continuación, se muestran algunos ejemplos:

  • Calzado contra cortes por sierra de cadena, conforme con la norma EN ISO 17249.
  • Calzado para bomberos, conforme con la norma EN 15090.
  • Calzado de protección contra riesgos en fundiciones, conforme con la norma EN ISO 20349-1.
  • Calzado de protección contra riesgos en soldadura y procesos afines, conforme con la norma EN ISO 20349-2.
  • Calzado de protección contra el contacto limitado con productos químicos, conforme con la norma EN 13832-2.
  • Calzado de protección contra el contacto prolongado con productos químicos, conforme con la norma EN 13832-3.
  • Calzado aislante de la electricidad, conforme con la norma EN 50321-1.

Protección del calzado adicional a las lesiones

Es importante destacar que, además de brindar protección contra las lesiones en el pie el calzado de protección también va a proteger contra la aparición de enfermedades secundarias como, por ejemplo:

  • Enfermedades dérmicas por contacto con sustancias químicas o humedad constante, como la dermatitis.
  • Infecciones fúngicas en entornos húmedos o sucios.
  • Descargas eléctricas en entornos con equipos eléctricos (calzado dieléctrico o antiestático)

Claves para una selección y uso correctos del calzado de protección

Para poder brindar la protección deseada para los pies, se deben seleccionar correctamente los equipos de protección adecuados en un proceso complejo. A continuación, se destacan una serie de aspectos clave recomendables:

  • Identificar el riesgo contra el que se necesita proporcionar protección.
  • El EPI debe ser seguro. Para ello, debe cumplir con la legislación y normativa aplicable, verificando la documentación que lleva adjunta, junto con la declaración UE de conformidad, los correspondientes marcados CE y los requeridos por las normas de aplicación.
  • EPI adecuado al riesgo. Se debe comprobar que el EPI es adecuado para el riesgo en función de su clasificación, diseño, materiales y prestaciones.
  • EPI ergonómico y adaptado a la persona. Otro aspecto esencial es la ergonomía y adaptabilidad a la persona y comodidad del EPI. En caso contrario, la persona usuaria no va a utilizar el EPI, no recibiendo la protección deseada. La ergonomía del calzado influye en la fatiga y productividad.
  • Formación en la utilización y mantenimiento de los EPI. Se recomienda formar al personal usuario de los equipos para poder utilizar y mantener los equipos según las indicaciones del fabricante y recibir una protección óptima.
  • Uso del calzado. Cuando el fabricante diseña el EPI, lo hace teniendo en cuenta su uso previsto y previsible, brindando un nivel mínimo de protección durante su vida útil. Por ello, es crucial que el EPI se utilice según las instrucciones del fabricante, ya que, si no se hace así, no tenemos garantía de que dicho equipo proporcione protección, entrando en un terreno desconocido, dependiendo de la probabilidad de que se produzca un accidente.
  • Mantenimiento. Otro aspecto importante para que el equipo de protección ocular brinde la protección deseada es su cuidado y mantenimiento, siempre según las instrucciones del fabricante, ya que un equipo con un mantenimiento y cuidado incorrecto no va a brindar la protección deseada.

Conclusión

La protección de los pies en el entorno laboral es una necesidad esencial, además de una obligación para garantizar la seguridad y salud del personal laboral. Los datos estadísticos muestran la alta frecuencia de lesiones en los pies, que no sólo afectan a la movilidad, sino que también pueden derivar en dolencias musculoesqueléticas crónicas de complicado tratamiento. Por tanto, llevar a cabo una elección adecuada del calzado de protección, conforme a las normas y adaptado a los riesgos específicos de cada actividad es clave para poder minimizar estos accidentes y sus consecuencias. Además, la ergonomía, la formación en su uso y el correcto mantenimiento del calzado de protección son factores imprescindibles para asegurar que realmente cumpla su función preventiva. En definitiva, proteger los pies es proteger la salud integral y contribuir a un entorno laboral más seguro y eficiente.

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