Las enfermedades profesionales representan uno de los aspectos más complejos del ámbito de la salud y seguridad en el trabajo. Al contrario de lo que sucede con los accidentes profesionales, establecer el vínculo entre el desarrollo de la enfermedad y las condiciones que se tienen en el trabajo es un trabajo arduo y a veces estéril. 

Cuando hablamos de protección respiratoria y de la importancia de realizar una correcta selección y un uso adecuado de los equipos de protección respiratoria, la tarea de poner de manifiesto la crucial importancia de este tipo de EPI es complejo, ya que, salvo en episodios pandémicos, los efectos que se derivan del uso inadecuado de la protección respiratoria tardan años en ser patentes.

Los equipos de protección respiratoria (EPR), juegan un papel esencial en la prevención de inhalación de sustancias peligrosas, como contaminantes o agentes infecciosos. Los datos que nos proporciona el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones acerca de la evolución de determinadas enfermedades profesionales, como las del Grupo 6 (enfermedades profesionales causadas por agentes carcinógenos) muestran una evolución inquietante:

Fuente: Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones

Dentro del grupo 6 de enfermedades encontramos enfermedades como la silicosis, el cáncer de pulmón, el cáncer de nasofaringe, leucemia, y otras enfermedades causadas por agentes tales como la sílice cristalina respirable (muy de actualidad a raíz de las últimas resoluciones judiciales), las emisiones de motores diésel, formaldehído, polvo de maderas duras y un largo etcétera de sustancias que en muchos casos asaltan nuestro cuerpo por inhalación.

En las situaciones en las que las medidas preventivas de tipo colectivo, organizativo y de proceso no son suficientes para reducir la exposición de las personas expuestas a los agentes contaminantes a los niveles marcados por el Valor Límite Ambiental de Exposición Diaria, el uso correcto de los EPR adecuados para las condiciones de trabajo y características de las personas que deben utilizar los equipos para su protección contra la exposición a la sílice cristalina, puede constituir una herramienta que mejore de forma decisiva la salud y seguridad de los trabajadores.

En esta entrada del blog pretendemos señalar algunos de los aspectos fundamentales a tener en cuenta a la hora de seleccionar y utilizar de forma correcta un EPR, en aras de mejorar la salud y seguridad de las personas expuestas a la inhalación de agentes peligrosos para la salud.

Asegúrate de que el equipo sea adecuado para el uso previsto

En la protección contra la inhalación de sustancias peligrosas para la salud, hay dos factores decisivos en lo relativo al uso de EPR: que el equipo de protección respiratoria a utilizar sea capaz de eliminar del ambiente los contaminantes presentes en el entorno; y que estos equipos impidan la penetración de contaminantes a través de la zona de contacto entre el EPI y la cara de la persona que lo lleva (sobre lo cual hablaremos más adelante.)

En relación con la capacidad del EPR de eliminar contaminantes del entorno, nos referimos a su capacidad de filtrar los agentes peligrosos del aire que se respira. En este sentido, una buena selección pasa por una determinación del tipo y nivel de contaminante que tenemos en el medio en el que se desarrollarán las tareas. 

Así, por ejemplo, contaminantes como la sílice cristalina los EPR adecuados serán los que cuenten con un filtro de protección frente a partículas (letra P, color blanco) con un nivel de eficacia filtrante más alto, el nivel 3; como por ejemplo autofiltrantes FFP, o máscaras o medias máscaras con filtros P3. 

En el caso de que la atmósfera en la que se desarrollan las tareas haya presencia de otros gases o vapores contaminantes, se deberán seleccionar equipos dotados de filtros específicos para el tipo de gas que se detecte. Por último, una concentración deficiente de oxígeno, requerirá de equipos aislantes.

El ajuste del EPR, clave para la seguridad y salud de las personas expuestas a agentes peligrosos

Los EPR que basan su funcionamiento en el ajuste hermético, como mascarillas autofiltrantes y las máscaras o medias máscaras equipadas con filtros, necesitan un ajuste facial hermético para proteger al usuario. La Guía Técnica del Real Decreto 773/1997 aclara que en equipos de este tipo la protección depende de un “correcto ajuste a la cara del portador” y que “la protección puede quedar anulada si existen circunstancias que interfieren con su estanqueidad”.

La protección de los EPR depende de un correcto ajuste a la cara del portador y que la protección puede quedar anulada si existen circunstancias que interfieren con su estanqueidad. 

La variabilidad de dimensiones faciales dentro de una población hace que no pueda esperarse que un único tamaño o modelo de EPR se ajuste a todas las caras. Por ello, resulta esencial establecer una sistemática que nos permita asegurarnos de forma fehaciente que la mascarilla autofiltrante, o el EPR de ajuste hermético que se ofrezca a los trabajadores, se ajusta de forma correcta a la fisionomía de cada persona que deba llevar este tipo de EPI. 

De hecho, y en relación con la sílice cristalina, la Orden TED/723/2021 sobre protección frente a polvo de sílice cristalina obliga  a todos los puestos de trabajo donde se determine que deban usarse equipos filtrantes basados en el ajuste facial el garantizar la estanqueidad sobre la cara del portador.

Sin embargo, la realidad es que la mayoría de los usuarios de EPR utiliza sus equipos en condiciones que distan mucho de ser las ideales. Prueba de ello es el estudio presentado por FREMAP en 2011: “Eficacia en la utilización de los equipos de protección respiratoria. Evaluación cuantitativa del ajuste facial en mascarillas autofiltrantes”.

En este estudio, realizado precisamente sobre personas del sector de panadería y del corte, tallado y acabado de la piedra, se estudiaba la eficacia en el uso del EPR que la empresa proporcionaba,  a través de diversos parámetros, entre el que se encontraba el ajuste del EPR a la cara del usuario. Las conclusiones de dicho estudio arrojan datos tan sorprendentes como que sólo el 9,4% de los sujetos de estudio presentaba un ajuste correcto entre la mascarilla autofiltrante y el rostro del usuario.

Sólo el 9,4% de los trabajadores del sector panadero y del corte y tallado de piedra estudiados presentaba un ajuste correcto entre la mascarilla autofiltrante y el rostro. 

La importancia de ajustar adecuadamente la protección respiratoria a la morfología del usuario es tan grande que el propio Reglamento (UE) 2016/425 establece que los EPR deben presentar de forma obligatoria, una buena “adaptación de los EPI a la morfología del usuario». 

En el diseño del EPR, el fabricante debe tener en cuenta varias variables antropométricas y ofrecer una variedad de tallas adecuadas para adaptarse a la morfología de los usuarios. Por poner un ejemplo, la norma europea EN 149:2001+A1:2009 establece procedimientos para verificar que la mascarilla se adapte adecuadamente a la morfología del usuario. Durante los ensayos previos a la comercialización, se requiere que la prueba se supere por un panel compuesto por 10 personas que representen el espectro de las características faciales de los portadores típicos.

Realización sistemática de pruebas de ajuste: la clave en la selección y uso de protección respiratoria 

Como hemos visto, el ajuste hermético de un EPR es un aspecto importante para garantizar su eficacia en la protección contra sustancias perjudiciales. Las pruebas de ajuste son evaluaciones objetivas que miden el ajuste entre el EPR y la cara de la persona que lo usará. 

La realización de pruebas de ajuste de forma sistemática sobre las personas que deban utilizar un EPR en su trabajo, no sólo dará la seguridad de que el EPR seleccionado proporcionará una protección eficaz frente a los riesgos presentes en el lugar de trabajo, sino que servirá para asegurarse del cumplimiento de las obligaciones establecidas en Real Decreto 773/1997.

A continuación, proporcionamos una serie de claves acerca de las pruebas de ajuste:

  • Las pruebas de ajuste son cualitativas o cuantitativas, las cuantitativas ofrecen una medición más precisa. 

  • Las pruebas de ajuste deben realizarse antes de que el EPR sea entregado y repetirse anualmente o cuando cambien las características faciales del usuario. 

  • Las pruebas de ajuste deben ser realizadas por operadores capacitados y deben ser una parte integral del programa de protección respiratoria.

El equipo de protección respiratoria (EPR) es esencial para proteger a las personas de los riesgos a la salud y seguridad en el trabajo, debido a la exposición a sustancias peligrosas que se transportan por vía aérea. Para ser efectivo, el EPR debe cumplir con los requisitos del Reglamento (UE) 2016/425 y ser seleccionado para adaptarse a la anatomía de la persona. 

ASEPAL se encuentra a disposición para brindar asistencia a todos los responsables de salud y seguridad en el trabajo, resolviendo cualquier duda que puedan tener sobre el proceso de selección y uso del EPR.

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