Mantenimiento de Equipos de Protección Individual (EPI): Guía para profesionales

Como hemos comentado en entradas anteriores del blog, la utilización de EPI como medida preventiva supone recurrir a la última línea de defensa entre el riesgo que no hayamos podido eliminar o reducir, y la salud y la seguridad de quien se expone al riesgo. Cuando debemos proteger la salud de una persona mediante la utilización de EPI, su seguridad no depende solo de la elección de un EPI adecuado, sino de tres pilares fundamentales:

  1. EPI seguro
  2. EPI bien seleccionado
  3. EPI bien usado y mantenido

Hablamos de que un EPI es seguro cuando cumple con las normas y requisitos de seguridad definidos en el Reglamento (UE) 2016/425. Ello supone que el equipo responderá de forma eficaz a la hora de proteger frente a los riesgos para los cuales se diseñó el EPI sin que el uso del equipo suponga riesgos adicionales para la persona que las usa. Cuando se considera el uso de EPI para proteger a una persona que trabaja en un medio en el que trabaja, la mayoría de los procesos de selección del equipo se centran solo en que el EPI cumpla con la normativa aplicable, sin considerar otras consideraciones, como las que mencionaremos a continuación.

Adicionalmente, el EPI a utilizar, deberá ser el fruto de un proceso que ajuste el nivel de protección del equipo con el nivel de riesgos determinado en la correspondiente evaluación de riesgos laborales. Además, se tendrán en cuenta las condiciones de la tarea en la que se utilizará el equipo y las condiciones particulares de la persona que llevará el equipo.

Por último, para lograr que la protección ofrecida por el EPI sea la prevista, es imprescindible hacer un buen uso y mantenimiento de los equipos que finalmente hayamos seleccionado. Este último paso, suele ser el más olvidado a la hora de proteger a una persona mediante el uso de EPI.

Una utilización del EPI para los fines no previstos por el fabricante, o de una forma que no se ajuste a lo indicado por el fabricante, supondrá salir de la zona evaluada por el fabricante, y nos devolverá a la zona en la que dependemos de la probabilidad, de la probabilidad de que se produzca el desastre.

El desarrollo de sistemáticas en las organizaciones que permitan seleccionar solo EPI seguros, que se adapten a las tareas y al trabajador y que se usen adecuadamente, hará el sistema de protección mediante el uso de EPI mucho más consistente, lo cuál, supondrá una mejora en la salud y la seguridad de los trabajadores que deban usar EPI.

Por ello, en esta entrada, haremos un breve repaso acerca de aspectos fundamentales relativos a un correcto uso y mantenimiento de los EPI.

La importancia del folleto informativo

Cuando un fabricante prepara la comercialización de un EPI en la UE, debe hacer un proceso que, de forma simplificada, evalúa los riesgos para los que el EPI ofrecerá protección (agresión mecánica, protección frente al calor o fuego, microorganismos, inhalación de sustancias peligrosas, etc.), y los riesgos asociados a los usos que se darán al EPI, en las condiciones previsibles.

Después, y para asegurarse de que el EPI, cubrirá esos riesgos evaluados, suele recurrir a la aplicación de normas armonizadas para comprobar que se superan los requisitos mínimos de protección que permitirán determinar que el EPI ofrece protección frente a un tipo y nivel de riesgos evaluado y que, además, no genera ningún otro riesgo derivado de su uso.  Para los EPI de categoría II y III, el fabricante presenta el EPI a un organismo notificado que verificará que se cumplen los RESS, y si lo hace, emite el certificado UE de tipo.

En este proceso, el fabricante genera uno de los documentos más importantes que se asocian con el EPI. En este documento, el fabricante detalla el tipo y nivel de riesgos para los que el EPI ofrecerá protección, limitaciones, normas aplicadas, procedimientos de mantenimiento y limpieza, etc. Toda esta información se recoge en el folleto informativo del EPI, que establece un marco para el usuario que puede asegurarse de que el EPI ofrecerá la protección prevista, siempre que el uso se circunscriba a las condiciones establecidas.

De ahí, que sea tan importante hacer únicamente uso de los EPI en las condiciones establecidas por el fabricante en su folleto informativo. El Real Decreto 773/1997 establece que los EPI solo podrán utilizarse siguiendo las indicaciones del fabricante.

Cuando el fabricante diseña el EPI, lo hace teniendo en cuenta su uso previsto y previsible. En este uso prevé que el EPI ofrecerá un nivel mínimo de protección durante toda su vida útil suficiente para proteger frente a los riesgos previstos y previsibles. Para que el EPI llegue al final de su vida útil ofreciendo las prestaciones para las cuales fue diseñado, debe someterse a un mantenimiento adecuado.

La no detección de defectos críticos, reparaciones inadecuadas, o incluso una limpieza o descontaminación deficiente, pueden hacer que las propiedades del EPI se pierdan total o parcialmente.

Por su parte, un mantenimiento inadecuado supondrá que no sabremos nunca a ciencia cierta cuánto se han deteriorado las propiedades de un EPI si no se mantiene adecuadamente. Por ejemplo, algunos EPI anticaídas suelen tener un funcionamiento complejo y un diseño casi exclusivo. Realizar un buen mantenimiento conforme a las indicaciones del fabricante es esencial para evitar accidentes.

Una utilización para los fines no previstos por el fabricante, o de una forma que no se ajuste a lo indicado por el fabricante, supondrá salir de la zona evaluada por el fabricante, y nos devolverá a la zona en la que dependemos de la probabilidad de que se produzca el desastre.

La importancia de la formación

Es fundamental que los usuarios del EPI reciban formación adecuada sobre la selección del EPI adecuado, su uso correcto y su mantenimiento.

El primer obstáculo es que, cuando hablamos de mantenimiento, suele haber una nebulosa de conocimiento donde casi nadie puede responder acerca de cuestiones básicas para el mantenimiento:

  1. ¿Cuál es el contenido mínimo de un programa de mantenimiento?
  2. ¿Dónde están los procedimientos?
  3. ¿Quién debe llevar a cabo el mantenimiento?
  4. ¿Cuál es la periodicidad con la que se debe realizar este mantenimiento?

El folleto informativo será la base del programa de mantenimiento

Como veíamos anteriormente, en el folleto informativo, el fabricante detalla las condiciones en las que el EPI podrá ofrecer la protección prevista. Por eso el folleto informativo debe contener la información mínima sobre cómo realizar el mantenimiento correcto y el usuario debe seguir las instrucciones detalladas en él.

Pautas para establecer un programa de mantenimiento

En cuanto al contenido mínimo que debe contener un programa de mantenimiento, veremos una serie de pautas y fuentes de información básicas.

Para realizar un mantenimiento adecuado de los EPI, es importante elaborar un procedimiento donde se detalle en qué consiste en ello, cómo se efectuará y quiénes lo harán. En este sentido, la Guía de aplicación del Real Decreto 773/1997 puede ayudarnos en la redacción de aspectos tales como:

  1. Detallar los procedimientos de limpieza y desinfección según instrucciones del fabricante. El uso de productos o procedimientos de limpieza no previstos por el fabricante puede alterar la naturaleza del EPI, afectando a su nivel de protección.
  2. Establecimiento de un programa para realizar inspecciones periódicas debidamente prefijadas. En este sentido, hay dos niveles de inspección periódica dependiendo del tipo de EPI:
    • En equipos sencillos, puede resultar de ayuda el establecimiento de una serie de puntos de comprobación previa al uso para detectar desperfectos que puedan indicar que el EPI no está en condiciones de ofrecer la protección prevista.
    • En equipos complejos, la revisión requiere generalmente de una manipulación para que la revisión sea válida. Dada la complejidad de este tipo de equipos, normalmente, este tipo de revisiones debe ser hecha por el fabricante o por una empresa designada por el fabricante para detectar posibles defectos, daños, desgaste de los mecanismos, suciedad o cualquier otro tipo de alteración que pudiera afectar sus propiedades de protección y por tanto a sus condiciones de uso.
  3. Establecimiento de condiciones de reparación. Cuando se detectan daños en el equipo, puede ser necesaria una reparación, la cual, debe ser hecha siguiendo las indicaciones del fabricante. En estos casos, hay que garantizar que solo se usan los repuestos previstos por el fabricante ya que serán los únicos que mantendrán las propiedades del equipo.

Debe determinar quién puede realizar las revisiones y reparaciones. Esta persona debe disponer de un conocimiento detallado de los puntos a revisar durante las revisiones periódicas y de las recomendaciones e instrucciones emitidas por el fabricante, con el fin de poder identificar y evaluar la importancia de los defectos, debería iniciar la acción correctora a tomar y debería, por tanto, tener la competencia y recursos necesarios para hacerlo, algo complicado sin la formación impartida por el fabricante.

  1. Establecer las condiciones de almacenamiento, tales como condiciones de humedad, temperatura, etc.
  2. Eliminación y sustitución del EPI. Debe establecerse el tipo de tratamiento que se dará al equipo una vez se haya alcanzado el final de la vida útil.

Conclusión

El mantenimiento adecuado del EPI es una inversión en la seguridad y salud de los trabajadores, y en la rentabilidad de la empresa.