Casi desde el inicio de la crisis de la COVID-19 las dificultades de suministro de mascarillas autofiltrantes propiciaron la aparición de estudios que aseguran que aplicando un determinado procedimiento permite la desinfección de las mascarillas autofiltrantes que se utilizan en el contexto de la COVID-19. Los métodos que hemos podido consultar, utilizan desde exposición a microondas, utilización de temperaturas elevadas (75 ºC o más, en autoclaves o similar), etanol, isopropanol y otras disoluciones desinfectantes. Los resultados, suelen concluir que los métodos de desinfección, son efectivos, pero que los efectos sobre las mascarillas, varían mucho dependiendo del modelo. Así mismo, también hemos asistido al surgimiento de muchas mascarillas, aún en fase de desarrollo, que se desinfectan por sí solas.
En esta entrada del blog abordaremos los aspectos a considerar ante un método de desinfección para las mascarillas autofiltrantes.
1. El cuidado y mantenimiento del EPI debe hacerse siguiendo las indicaciones del fabricante
Aquel que diseña y fabrica un EPI es quien está en mejor posición de poder prever el comportamiento del EPI en las condiciones en las que se va a usar, y los efectos que pueden tener sobre el equipo los procedimientos de limpieza y desinfección. Cuando un fabricante diseña y fabrica un EPI, debe evaluar todos los parámetros que afecten a las características de protección del EPI y a la seguridad del usuario. Entre las cosas que debe evaluar es el posible efecto que la limpieza y desinfección pudiera tener sobre el EPI. Si uno de estos procedimientos tuviese efectos adversos sobre las propiedades de protección del equipo, o si pudiese comprometer la seguridad del usuario, lo desaconsejará. La persona que vaya a usar el EPI, por su propia seguridad, debería tener muy en cuenta estas indicaciones.
En el ámbito laboral, la utilización, cuidado y mantenimiento de los EPI deben hacerse según lo establecido por el Real Decreto 773/1997, disposición que, incluso en lo más férreo del estado de alarma que hemos vivido, ha estado plenamente vigente. Según esta disposición, el usuario deberá respetar las condiciones de uso y mantenimiento establecidas por el fabricante. Por lo tanto, si un método de limpieza o desinfección no está explícitamente autorizado para un modelo específico por el fabricante del mismo, el usuario no puede realizarlo.
Actualmente muchos fabricantes de mascarillas autofiltrantes están trabajando para evaluar el efecto que tienen sobre sus EPI la aplicación de diversos tratamientos, pero hasta que tengan la absoluta certeza que, durante la vida prevista del EPI, y en sus condiciones de uso previstas, los tratamientos que pudiera llegar a recomendar, no tienen efectos adversos sobre ninguno de los factores que mencionamos a continuación, los usuarios no deberían realizar ningún tratamiento que no haya sido evaluado y aprobado por el fabricante. Como decíamos, los tratamientos de limpieza, desinfección y mantenimiento no tendrán efectos negativos sobre:
- Prestaciones del EPI. En el caso de una mascarilla autofiltrante, entre otras consideraciones, el procedimiento de limpieza o desinfección no tendrá ningún efecto sobre la eficacia filtrante de la mascarilla, ni sobre sus sistemas de ajuste.
- Salud y seguridad del usuario. Los procedimientos y productos de limpieza recomendados por el fabricante, no ejercerán ningún tipo de efecto adverso sobre la salud y seguridad del usuario.
Por lo tanto, por mucho que una tercera parte pueda llegar a concluir que puede realizarse tal o cual tratamiento sin que haya peligro, y ya que el fabricante es quien mejor conoce las características de su equipo, sin una evidencia sólida de que los procedimientos de limpieza y desinfección pueden aplicarse sobre un modelo de mascarilla concreto, la aplicación de tratamientos no autorizados por el fabricante puede tener efectos desconocidos sobre el EPI, que en algunos casos sólo se descubrirán cuando fuese demasiado tarde.
2. Deben respetarse las duraciones máximas de uso de la mascarilla
Nada es eterno, ni siquiera los diamantes, por lo que todo EPI tiene un tiempo o un periodo de vida útil. Aunque establecer a priori la duración del filtro de las mascarillas autofiltrantes no es fácil, una vez que se supera la vida útil del filtro, la capacidad de la mascarilla para ofrecer protección al usuario puede verse seriamente afectada.
La duración de un filtro contra partículas es difícil de establecer a priori, pues dependerá de factores tales como el tipo de mascarilla, la concentración de contaminante en el exterior y el ritmo respiratorio del usuario que la usa (asociado a las condiciones metabólicas de la tarea), etc. Muchas de las mascarillas autofiltrantes, están diseñadas para ser usadas durante un turno de trabajo como máximo. Éste es el caso de las mascarillas conformes a la norma EN 149:2001+A1:2009 marcadas con el código NR. La cuestión es que, al superar el tiempo máximo de uso, y salimos del terreno que ha evaluado el fabricante, no podemos saber qué eficacia filtrante residual queda sobre un filtro por el que han estado pasando todo tipo de partículas durante varias horas.
Por ello, ante los numerosos métodos de limpieza y desinfección que han surgido y surgirán, debemos tener en cuenta un factor que va más allá de la capacidad de un método de desinfección para eliminar de forma efectiva los patógenos sobre la mascarilla sin afectar sus propiedades. En efecto, debemos tener presente que una vez superada la vida útil del filtro, su capacidad de proteger al usuario podría verse seriamente afectada.
Muchos de los métodos que se han publicado acerca de este asunto realizan los ensayos sobre mascarillas nuevas, o sobre muestras de material que simulan la composición de unas mascarillas, por lo que no evalúan la eficacia filtrante residual en una mascarilla que puede haberse utilizado durante cuatro horas o más. Por todo ello, y una vez más, siempre deberemos respetar cualquier indicación que pueda darnos el fabricante acerca del tiempo de utilización de las mascarillas autofiltrantes.
En relación al tiempo de utilización, en ocasiones el uso de una mascarilla autofiltrante es discontinuo a lo largo de una jornada laboral (algo que sólo puede hacerse en determinados tipos de trabajos, y que debe ser evaluado por los responsables de salud y seguridad). En utilizaciones discontinuas, deben seguirse de forma adicional las indicaciones del fabricante acerca del embalaje apropiado en el que guardar el EPI entre usos (si esto estuviese permitido), o durante su transporte, ya que el dejar la mascarilla expuesta al polvo o contaminación ambiental, o el guardarla en el bolsillo, puede afectar seriamente a su eficacia filtrante o a su capacidad de ajuste.
Por último, queríamos hacer una mención a un nuevo tipo de mascarilla autofiltrante que algunos fabricantes están desarrollando con distintas aproximaciones. Se trata de mascarillas que incorporan distintos medios de auto-desinfección mediante radiación UV o mediante dispositivos que calientan la mascarilla hasta una determinada temperatura. Aunque es pronto para pronunciarse sobre este tipo de equipos, ya que la mayoría están en distintas fases de desarrollo, debemos tener presente que cualquier tipo de tecnología o innovación que se incorpore a un EPI deberá cumplir con los dos preceptos que ya hemos mencionado anteriormente: el EPI ofrecerá la protección declarada por el fabricante, cuando se use en las condiciones de uso previsibles, y la ofrecerá durante todo el periodo de vida útil del EPI, procedimientos de limpieza y desinfección incluidos; y el EPI será seguro para el usuario, lo cual implica que el fabricante deberá comprobar que ni el procedimiento de limpieza en sí, ni ninguna sustancia que pueda generarse en el EPI como consecuencia del procedimiento, suponga un riesgo para el usuario. Además, en este caso, también deberá poder verificarse que los métodos de desinfección que incorporan estas mascarillas son eficaces para la eliminación del patógeno.