En ASEPAL nos preocupa la salud y seguridad de las personas expuestas a los riesgos derivados de la inhalación de sustancias peligrosas. Por ello, hoy queremos poner el foco sobre un tema que, a menudo, pasa desapercibido: las enfermedades profesionales. Si bien los accidentes de trabajo son más visibles y mediáticos, las enfermedades que se originan en el entorno laboral tienen un impacto significativo en la salud y el bienestar de miles de personas.

Según datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, en España, las enfermedades profesionales más frecuentes que se relacionan con la inhalación de sustancias peligrosas son las derivadas de la respiración de polvos de sílice cristalina libre, polvos de amianto y compuestos de alto y bajo peso molecular. Estas sustancias pueden afectar gravemente la salud de los trabajadores a lo largo del tiempo.

Cuando se han considerado otros tipos de medidas preventivas y no se alcanza el nivel de protección adecuado, los Equipos de Protección Respiratoria (EPR) son una barrera esencial para proteger a los trabajadores de los riesgos derivados de la inhalación de partículas nocivas, gases, humos y microorganismos. Además, también previenen la exposición a atmósferas deficientes en oxígeno. En resumen, estos equipos no solo salvan vidas, sino que también preservan la salud de quienes desempeñan labores en entornos potencialmente peligrosos.

Por ello, hoy queremos dedicar nuestra entrada de blog a proporcionar una información concisa sobre los tipos de EPR a los que podemos recurrir para preservar la salud de las personas expuestos a riesgos respiratorios y explicar muy brevemente los fundamentos de cada uno de ellos. ¡Sigue leyendo para descubrir más sobre este tema crucial!

¿Qué tipos básicos de EPR voy a encontrar en el mercado?

Hay dos tipos básicos de EPR y dependiendo del tipo y nivel de riesgo del que estemos hablando, o de las condiciones en las que se desarrolla la tarea, sin olvidar las características particulares de la persona que llevará el equipo, deberemos seleccionar unos u otros.

  1. EPR filtrantes. Eliminan contaminantes del aire que se respirará mediante la acción de filtros de distintos tipos. No ofrecen protección frente a situaciones en las que puede haber carencia de oxígeno en la atmósfera.

El paso del aire contaminado a través de los filtros puede hacerse mediante la simple fuerza de los pulmones del usuario (equipos no asistidos), o mediante el uso de un motor (equipos asistidos), distinguiéndose así entre:

    1. Equipos filtrantes no asistidos. El aire pasa por la acción de la respiración del usuario.
    2. Equipos filtrantes asistidos. El aire pasa por la acción de un motor que toma el aire de la atmósfera.
  1. EPR aislantes. Aíslan al usuario de la atmósfera ambiente en situaciones en las que haya o en las que se prevea una concentración de oxígeno inferior al 17%. El usuario recibe su aporte de oxígeno a través de una fuente de aire respirable. Hay tres tipos de EPR aislantes:
    1. Equipos aislantes autónomos, donde el suministro de gas respirable proviene de unos recipientes de aire comprimido que transporta el propio usuario.
    2. Equipos aislantes no autónomos, donde el suministro de gas respirable llega al usuario a través de una manguera.
    3. Equipos aislantes para evacuación, utilizados en situaciones de emergencia para la evacuación de una zona determinada.

Anatomía básica del EPR. ¿De qué partes se componen los equipos?

El esquema básico de un EPR es muy simple:

  • Adaptador facial: siempre habrá un adaptador facial que se coloca en la cara o la cabeza de la persona que lleva el equipo, dentro de este adaptador facial el usuario respira aire purificado mediante la acción de filtros o procedente de una fuente de aire respirable.
  • Filtros: Se encargan de eliminar los contaminantes, los cuales pueden estar en forma de partículas y/o gases.
  • Fuente de aire respirable, que pude proceder de una fuente de aire comprimido, oxígeno comprimido, generador de oxígeno químico, etc.

Adaptador facial

Hay tres tipos básicos de adaptadores faciales:

  1. Herméticos. En los que la protección se basa en el ajuste estanco al rostro del usuario, impidiendo en la medida de lo posible la entrada de contaminantes entre la pieza facial y el rostro del usuario. Se destacan los siguientes tipos de adaptadores
    • Medias máscaras y cuartos de máscara (EN 140). Las medias máscaras cubren nariz, boca   y barbilla del usuario. Los cuartos de máscara sólo nariz y boca.
    • Máscaras completas (EN 136). Cubren ojos, nariz, boca y barbilla.
    • Medias máscaras autofiltrantes con o sin válvulas de inhalación (EN 149 y EN 1827). El adaptador facial es una media máscara que ya incorpora los filtros.
  1. No Herméticos. Se trata de cascos, capuchas o incluso trajes de protección, luego tienen un ajuste más holgado al rostro del usuario. La protección se basa en suministrar un caudal de aire suficiente que impida la entrada de contaminantes en la pieza facial
  2. Boquillas. Sólo para ciertos equipos, como los de evacuación. Se usan con un clip nasal.

Filtros

La purificación del aire se realiza mediante el empleo de filtros, los cuales atrapan los contaminantes presentes. Dependiendo del estado del contaminante, tendremos:

  1. Filtros de partículas (EN 143). Que retiran contaminantes en forma de polvos, fibras, humos, microorganismos que se transportan en gotitas, etc. Se marcan con la letra código P y se clasifican en tres clases según su eficacia:
    1. Clase 1. Filtros de baja eficacia. Se designan como P1.
  • Clase 2. Filtros de eficacia media. Se designan como P2.
  • Clase 3. Filtros de alta eficacia. Se designan como P3.
  1. Filtros para gases y filtros combinados (EN 14387). Eliminan del aire gases, pudiéndose combinar con filtros de partículas. Salvo en el caso de los filtros combinados, este tipo de filtros no ofrece protección frente a las partículas. De forma análoga a los filtros de partículas, tienen tres clases atendiendo a su capacidad. También hay una clasificación (que se distingue visualmente mediante un código de colores) dependiendo del tipo de gas que eliminen:

Fuentes de aire respirable

La fuente o contenedor de aire respirable, ya sea un generador de oxígeno químico, una línea de aire comprimido o una botella de aire comprimido, debe ser capaz de suministrar aire o gas respirable no contaminado. Esto significa que el aire o gas debe estar libre de cualquier sustancia nociva o peligrosa que pueda afectar la salud de la persona que respira el aire.

En el caso del aire comprimido, la calidad de éste debe cumplir con los requisitos establecidos en la norma EN 12021. Esta norma específica los límites máximos permisibles de contaminantes como monóxido de carbono, dióxido de carbono, aceite, humedad y partículas en suspensión.

¿Cómo selecciono un EPR?

En el caso específico de los Equipos de Protección Respiratoria (EPR), la selección debe realizarse dentro del marco de un Programa de Protección Respiratoria. Este programa implica requisitos esenciales:

  1. Responsabilidad Coordinada: Designar un único responsable para coordinar y dirigir al personal involucrado en seguridad, higiene y salud.
  2. Evaluación Integral del Riesgo: Antes de recurrir a los EPR, se deben considerar otras medidas preventivas.
  3. Conocimiento Detallado: Comprender a fondo los procesos, maquinaria, materias primas, productos finales y residuos. Controlar a todos los niveles para reducir la exposición a contaminantes (mediante aislamiento, captación o sustitución).

Evaluación del riesgo

En la fase de evaluación del riesgo, aparte de las consideraciones generales, en el ámbito particular de la protección respiratoria, habrá una serie de factores que deberemos tener muy presentes, como, por ejemplo:

  • ¿Hay suficiente oxígeno durante todo el tiempo que dure el trabajo o la exposición?
  • ¿Qué sustancias peligrosas, incluyendo asfixiantes, pueden encontrarse? ¿Cuáles son sus propiedades físicas y químicas?
  • ¿Cuáles son sus efectos en el organismo? ¿Cuáles son las concentraciones más altas posibles en la atmósfera? ¿Cuáles son los límites de exposición ocupacional relevantes o los límites de seguridad?
  • ¿Qué otros riesgos (salpicaduras, chispas, riesgo de incendio o explosión) están asociados a la tarea?

Adecuación del EPI

Además, el EPR seleccionado deberá ser adecuado para el tipo y nivel de riesgo evaluado. Un EPR se considera adecuado si es capaz de reducir la exposición del usuario al riesgo a un nivel aceptable (por ejemplo, para cumplir con los valores límite de exposición ocupacional). En este sentido, deberemos considerar aquí un parámetro específico del ámbito de la protección respiratoria como es el Factor de Protección Nominal (FPN), que se trata de un factor que da una orientación sobre el nivel de protección de un EPR. Es un valor registrado en tablas y que se obtiene a partir de los datos obtenidos en los ensayos a los que se someten los EPR en el laboratorio.

Adaptación del EPI

Como hemos visto, factores que influyen en el ajuste del adaptador facial al rostro del usuario, pueden tener mucha influencia en la protección ofrecida por el EPR. Por ello, además de adecuarse al tipo y nivel de riesgo, el EPR debe adaptarse a las condiciones físicas del usuario y a las particularidades de la tarea.

ASEPAL pone un énfasis especial en la necesidad de realizar sistemáticamente pruebas de ajuste respiratorio para todas aquellas personas que vayan a hacer uso de un EPR de ajuste hermético para protegerse de los riesgos respiratorios.

La pandemia demostró que muchas personas no saben cómo usar correctamente el EPR. Por ejemplo, pudimos comprobar que muy poca gente es consciente de que, la presencia de barba o bello facial, interfiere seriamente en la protección ofrecida por un EPR de ajuste hermético. También existe un desconocimiento generalizado sobre la eficacia de la protección respiratoria que se utiliza en trabajo.

Debido a la variabilidad de formas y dimensiones faciales, es imposible que un mismo modelo o diseño de EPR se ajuste de forma correcta a todos los rostros de los usuarios. Por ello, resulta esencial comprobar de forma objetiva que este ajuste es perfecto, permitiendo alcanzar la protección prevista por el fabricante.

La Guía Técnica del RD 773/1997 indica que, en el caso de la protección respiratoria, cuando la protección se basa en un correcto ajuste a la cara del portador, la protección puede quedar anulada si existen circunstancias que interfieren con su estanqueidad. Además, el citado Real Decreto, especifica en su artículo 5 que los EPI deberán “tener en cuenta las condiciones anatómicas y fisiológicas y el estado de salud del trabajador” y “adecuarse al portador, tras los ajustes necesarios”.

La realización de pruebas de ajuste, que pueden ser cualitativas o cuantitativas, no sólo dará la seguridad de que el EPR seleccionado proporcionará una protección eficaz frente a los riesgos presentes en lugar de trabajo, sino que servirá para asegurarse del cumplimiento de las obligaciones establecidas en Real Decreto 773/1997.

No olvidemos las características de la persona y la tarea

Las características de la persona y de la tarea a realizar también influyen en la elección del EPI. Por ello, y de forma adicional a todo lo anterior, hay que considerar el estado físico del usuario, ya que determinados problemas médicos pueden imposibilitar el uso de EPR. Además, insistiremos en la necesidad de considerar aspectos como el bello facial, el tamaño y forma del rostro (las mujeres suelen usar tallas de EPR más pequeñas que los hombres), gafas graduadas o usar juntos otros EPI.

Además, algunos parámetros relacionados con la tarea que pueden influir en el correcto desempeño de las funciones protectoras del equipo son:

  • Ritmo de Trabajo: debido al peso y a su resistencia respiratoria, todos los EPR suponen una carga física y psicológica que aumenta con el ritmo de trabajo. En ritmos de trabajo elevados, pueden producirse fugas de aire exterior hacia el interior del adaptador facial, por lo que deberían considerarse equipos de presión positiva (que insuflan aire al adaptador facial)
  • Visibilidad y Movilidad: la reducción del campo de visión o la calidad óptica del visor en el adaptador facial, pueden afectar al rendimiento en el trabajo, así como las necesidades de movilidad quedar mermadas por el tipo de EPR
  • Comunicación: Si la tarea requiere comunicación verbal o reconocimiento facial entre los trabajadores, el EPR con capuz o boquilla no es adecuado
  • Tiempo de uso: los equipos deben ser cómodos y ofrecer la protección continuada durante el tiempo de uso previsto
  • El estrés térmico
  • El uso conjunto de otros EPI.

Las enfermedades profesionales suponen una seria amenaza para la salud y bienestar de los trabajadores, y en la lucha por su eliminación, el empleo de EPI puede resultar una herramienta muy valiosa. Sin embargo, para que un EPI ofrezca unos niveles mínimos de protección, debe estar debidamente certificado. Así mismo, debe realizarse un exhaustivo proceso de selección para asegurarnos de que el usuario recibe el EPI que se adecúa al nivel de riesgos evaluado, y se adapta a las condiciones de trabajo y sus propias particularidades físicas y fisiológicas.

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