Pese a que el verano está llegando a su fin, y a que muchos de nosotros nos hemos reincorporado al trabajo, aún hay margen para la práctica de algunos deportes acuáticos, por lo que en esta entrada queremos dar algunas indicaciones acerca de los equipos de protección individual (EPI) que deberemos utilizar en el mar y en la piscina.
En primer lugar debemos hablar de dos tipos de dispositivos que nos ofrecerán sustentación en el agua, pudiendo distinguir entre ayudas a la flotación y chalecos salvavidas. En el primer caso estamos hablando de dispositivos que nos proporcionan cierto grado de flotabilidad cuando estamos aprendiendo a nadar o perfeccionando nuestro estilo de natación. Este tipo de equipos sólo deberían utilizarse en piscinas y otras situaciones libres de corrientes, olas y mareas. Por su parte, los chalecos salvavidas proporcionan protección frente al ahogamiento del usuario y otorgan una sustanciación en el agua en posición cara arriba, independientemente de sus condiciones físicas.
Protección en la piscina
El inicio del curso es un momento muy propicio para comenzar a realizar actividades deportivas que nos ayuden a mejorar nuestro estado de forma o a quitarnos los kilos que pudiésemos haber cogido durante las vacaciones. La práctica de la natación puede ser una actividad tan buena como cualquier otra para conseguir este objetivo. Por otro lado, el inicio del curso escolar también suele ser la época en la que inscribimos a nuestros hijos en cursos y clases de natación.
Ya que el medio acuático entraña siempre el riesgo de ahogamiento, sobre todo en las fases de aprendizaje y perfeccionamiento natatorios, debemos hacer uso de EPI. En estos casos, la protección en la piscina mientras se aprende a nadar o se adquiere cierta familiaridad con el medio acuático, pasa por el uso de dispositivos de ayuda a la flotación. Estos dispositivos permiten adoptar una posición correcta del cuerpo mientras se practica la natación, a la vez que ofrecen cierta flotabilidad positiva. Sin embargo, estos dispositivos no eliminan por sí solos el riesgo de ahogamiento, para lo cual también deberemos tener en cuenta la posible conducta del usuario del EPI y de su posible supervisión.
Estos equipos deben estar debidamente certificados ya que se trata de EPI, no debiendo ser confundidos con juguetes acuáticos, los cuales tienen únicamente fines lúdicos y no de protección. Por ello, existe un conjunto de normas armonizadas que, además de incluir requisitos y ensayos específicos destinados a comprobar las prestaciones del EPI, detallan requisitos de marcado, advertencias e instrucciones que permitirán al usuario la correcta selección y uso del tipo de equipo más adecuado a las situaciones. Las normas que se aplican a este tipo de equipos son:
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EN 13138-1: Ayudas a la flotación destinadas a ser llevadas puestas. Esta es la única norma armonizada de este grupo de normas que da presunción de conformidad con los requisitos esenciales de salud y seguridad establecidos en la Directiva 89/686/CEE. Se refiere a dispositivos que un usuario activo lleva puestos firmemente en el cuerpo. Están destinados a introducir al usuario en distintos estilos de natación.
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EN 13138-2: Ayudas a la flotación destinadas a ser sujetadas. Se trata de dispositivos que un usuario que ya sabe nadar sujeta (con manos, cuerpo o piernas) y que tienen como fin el ayudarle a perfeccionar aspectos específicos del estilo de natación.
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EN 13138-3: Asientos de natación para ser llevados puestos. Se refiere a asientos de natación destinados a ser usados por niños de hasta 36 meses con el objeto de familiarizarles con el medio acuático. En estos asientos, el niño se introduce en la estructura flotante, aportando flotabilidad y soporte lateral, dejando la cabeza del niño sobre el nivel del agua.
Protección en el mar y otras aguas abiertas
En situaciones, como las travesías por alta mar o la práctica de deportes acuáticos, los chalecos salvavidas aportan al usuario una sustentación boca arriba en la mayoría de condiciones, independientemente de sus condiciones físicas. En este caso, la norma aplicable es la EN ISO 12402, la cual consta de varias partes que definen los requisitos de prestación de los chalecos salvavidas y, también, de otras ayudas a la flotación (distintas a las que veíamos anteriormente) que requieren que el usuario realice movimientos de natación y otros cambios de postura para mantenerse con la cara fuera del agua.
Como decíamos, la norma se divide en distintas partes, que definen requisitos de prestación para chalecos salvavidas y ayudas a la flotación para distintos niveles de rendimiento en cuanto a la flotabilidad, los cuales mencionamos a continuación de forma muy resumida:
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EN ISO 12402-1: Define requisitos de prestación para chalecos salvavidas para barcos de alta mar bajo la reglamentación de la OMI.
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EN ISO 12402-2: Define requisitos para chalecos de nivel de rendimiento 275, los cuales están destinados para uso en alta mar por personas que porten cargas importantes o para aquellos que lleven ropas que puedan formar bolsas de aire, o ropa de protección especial. Están diseñados para garantizar que el usuario flote boca arriba de forma que se limite la inmersión de la boca por las olas.
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EN 12402-3: Define los requisitos que deberán cumplir los chalecos con nivel de rendimiento 150, destinados a un uso general en alta mar o con mal tiempo. Están diseñados para poder girar en el agua a una persona inconsciente y mantenerla en una posición de seguridad sin requerir de acciones adicionales por parte del usuario.
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EN 12402-4: Aplicable a los chalecos salvavidas con un nivel de rendimiento 100, los cuales son adecuados para ser usados por personas que puedan quedar en espera de salvamento en aguas calmas, por lo que no deben usarse en condiciones de mal tiempo o con olas que provoquen salpicaduras.
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EN 12402-5: Se trata de una norma que define requisitos para ayudas a la flotación de nivel de rendimiento 50. Estos equipos no son un chaleco salvavidas. Este tipo de protección se destina a personas que están cerca de la orilla o que cuentan con ayuda para un posible salvamento, requiriendo la participación activa del usuario. No están destinadas a mantener al usuario durante un largo periodo de tiempo y no son eficaces en aguas agitadas.
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EN 12402-6: Define requisitos para chalecos salvavidas y ayudas a la flotación de uso en aplicaciones especiales, como el uso en aguas bravas.
Por último, y a modo de reflexión final, únicamente recordar una vez más que aunque sean EPI que en muchas ocasiones se utilizan preferentemente en el ámbito doméstico, no por ello debemos relajarnos en cuanto a nuestro nivel de exigencia en materia de seguridad ya que ya que el chaleco, o los flotadores, que compramos a nuestros hijos para que den sus primeros pasos en el agua, son EPI y por lo tanto deben contar con la debida certificación CE de Tipo que exige la ley con el único fin de garantizar que el equipo ha superado las pruebas y controles necesarios para que el EPI se comporte como se supone que debe hacerlo. Así pues, al igual que en nuestro trabajo debemos asegurarnos de que los EPI cuentan con el marcado y con el folleto informativo correspondiente, debemos ser igualmente celosos en revisar este tipo de información para los equipos que utilizamos o proporcionamos en nuestros momentos de esparcimiento.
La importancia por velar por la seguridad es la misma independientemente del ámbito, y la necesidad de cumplimiento con los requisitos de salud y seguridad del RD 1407/1992 es igualmente estricta. Por lo tanto, nunca dejaremos de recordar que los EPI deben usarse allá donde sean necesarios y que es absolutamente necesario que estos equipos estén debidamente certificados.