Cuando tu salud depende de saber usar un EPI

En esta entrada de blog queremos desarrollar la importancia de que el EPI se utilice de forma correcta, y hacer hincapié en que son la última barrera de defensa que se interpone entre nosotros y el riesgo que nos amenaza.

Cuando decimos que el EPI es la última barrera de defensa para la protección de la salud y seguridad de los trabajadores, parece que estamos haciendo más una arenga militar que plasmando la realidad de millones de trabajadores en todo el mundo. 

Desde ASEPAL siempre hemos intentado transmitir esta idea a cualquier persona que nos haya dedicado unos minutos de su tiempo porque, una vez aplicadas el resto de medidas preventivas, lo único que se interpone entre tú y el desastre, será el casco, la mascarilla, el guante,…,el Equipo de Protección Individual (EPI) que hayas seleccionado. 

Este concepto se ha puesto de manifiesto, y ha adquirido sentido para toda la población en un contexto pandémico como el actual, donde todos hemos adquirido conciencia que, al otro lado de la mascarilla, al otro lado del guante, o del buzo de protección, está el agente responsable de millones de muertes en todo el mundo.

Sin embargo, hay una idea que, al ser más compleja, no ha trascendido aún de la misma forma que lo ha hecho la noción de que un EPI es lo último que se interpone entre nuestra salud y el riesgo. 

Para que una persona quede perfectamente protegida mediante un EPI, no basta con ir a la tienda y ponerse el primero que te toque. 

Para que una persona quede protegida por un EPI deben cumplirse tres condiciones que dependen la una de la otra: el EPI debe ser seguro, el EPI debe estar bien seleccionado, y el EPI debe estar bien utilizado. Un fallo en cualquiera de estos tres campos, estos tres desafíos a los que se enfrenta cualquier persona involucrada en la selección y uso de un EPI, conduce casi siempre, al desastre, el cual se materializa en forma de accidente o enfermedad profesional.

 

En esta entrada del blog, queremos desarrollar la importancia que tiene el último de estos elementos: la importancia de que el EPI se utilice de forma correcta.

Nadie, absolutamente nadie, debería dar por sentado que la utilización correcta de un EPI es algo fácil o intuitivo. Pese a que cualquiera puede colocarse un EPI, la mayoría de la gente que no ha recibido formación en el uso correcto de estos equipos lo hace de forma errónea. 

El descuidar la importancia crucial del uso adecuado del EPI, es el factor que más a menudo nos deja expuestos al peligro, muchas veces sin saberlo. Como ejemplo, y para alejarnos un poco de la protección frente a la omnipresente y terrible COVID-19, citaremos la anécdota que se dio durante las sesiones formativas que ASEPAL impartió a la inspección de trabajo en el año 2008. 

Durante una de estas jornadas, en concreto durante el módulo de protección auditiva, el profesional que impartía este módulo ilustró la importancia del uso correcto de los protectores auditivos repartiendo un par de simples tapones a cada uno de los alumnos, y pidiéndoles que se los colocaran para poder continuar con la sesión formativa. 

Los asistentes, se colocaron los tapones como si tal cosa, casi sin prestar atención a un gesto tan nimio, después de todo, lo habían hecho a menudo durante su etapa como estudiante. 

Cuando hubieron acabado la tarea, el profesor les informó a todos que si tuviesen que usar los tapones para protegerse del ruido, posiblemente se acabarían quedando sordos…porque no se los habían colocado correctamente. 

Este caso real ilustra perfectamente el hecho de que, por muy alta que sea la cualificación y competencia profesional de una persona que deba llevar un EPI, si no se recibe la formación adecuada para el uso correcto de un EPI, aparentemente tan sencillo como un tapón moldeable, la seguridad y salud de la persona que debe llevar el EPI, se verá en entredicho. 

Otro ejemplo de lo crítico que resulta el proceso de selección y uso para proteger la salud y seguridad de los trabajadores que deben hacer uso de un EPI, se recoge en el estudio realizado por FREMAP en 2011 acerca de la eficacia en la utilización de equipos de protección respiratoria (sí, antes de la pandemia, los trabajadores de todo el mundo ya se protegían usando mascarillas autofiltrantes y otros equipos de protección respiratoria). 

En este estudio, se evaluaba la  calidad del ajuste facial de las mascarillas autofiltrantes, haciendo uso de pruebas de ajuste cuantitativas que permiten medir la fuga facial en tiempo real. 

Las personas que se seleccionaron para evaluar la calidad del ajuste estaban habituadas a utilizar mascarillas autofiltrantes en su lugar de trabajo, ya que se seleccionaron trabajadores de sectores donde es habitual la presencia de polvos susceptibles de causar enfermedades profesionales, como son el sector panadero, y el de corte y tallado de piedra. 

Se efectuaron un total de 223 pruebas con 63 modelos de mascarillas autofiltrantes distintas. Según las conclusiones de este estudio, de todas las pruebas de ajuste (ajuste entre adaptador facial y rostro del usuario) realizadas durante el trabajo de investigación, sólo fueron superadas el 13,6%, debido en parte a la ausencia de programas de formación o de contenido insuficiente. 

Este caso en concreto, permite ilustrar lo importante que es la formación de calidad en la utilización correcta de las mascarilla autofiltrantes, un tipo de EPI que está siendo objeto de debate en numerosos foros, y en el contexto de una pandemia.

Lo que estos dos ejemplos vienen a poner de manifiesto es que, sin la información acerca del uso correcto del equipo, el minucioso trabajo de selección del EPI adecuado, realizado por el responsable en prevención de riesgos, y todo el empeño y dedicación del fabricante para poner en el mercado productos de primera calidad se verán menoscabados por un uso inadecuado del EPI. 

Para evitar hacer un uso inadecuado del EPI y las consecuencias catastróficas que pueden derivarse, es fundamental que en las organizaciones se implementen procedimientos y programas de formación para minimizar todo lo posible el que los trabajadores hagan un uso del EPI no previsto por el fabricante, o que la colocación, el ajuste y el tiempo de uso sean los especificados por el fabricante en su folleto informativo. 

Lo que queremos poner de manifiesto en esta entrada del blog es que, los EPI no son un elemento de consumo más, los EPI son la última barrera de defensa que se interpone entre nosotros, entre nuestra piel y nuestra salud, y el riesgo que nos amenaza. 

En ocasiones, el uso correcto del EPI puede parecer fácil sin serlo (como hemos visto en el caso de los tapones auditivos), en otras ocasiones puede ser endemoniadamente difícil, como en el caso de la correcta colocación de un arnés anticaídas, y en todos los casos nuestra seguridad depende del uso correcto del equipo. 

Por ello, es fundamental que, en caso de no disponer de los medios o la experiencia con un determinado tipo de EPI en concreto, acudamos a proveedores de EPI especializados, que conozcan a la perfección el producto que suministran, ya que sólo así podrán prestarnos la ayuda necesaria en la tarea de hacer un uso correcto del EPI.

 Nuestra seguridad, no lo dudemos, dependerá de ello.