Calor y radiación UV en el trabajo: protege la salud y la productividad de tu empresa

El verano, si bien trae consigo días soleados y agradables, también presenta riesgos laborales asociados al calor y la radiación UV que no deben pasarse por alto. El contexto climático en el que nos encontramos, con varios años consecutivos batiendo temperaturas máximas, supone una fuente de riesgo sobre todo para las personas que desarrollan su trabajo al aire libre.

Además, más allá de los riesgos para la salud, una exposición prolongada al calor puede tener un impacto negativo en la productividad las organizaciones por factores como: fatiga; dificultad para concentrarse y realizar tareas con precisión y aumento del absentismo por accidentes relacionados con el calor.

En esta entrada de blog damos algunas indicaciones básicas acerca de los principales efectos que tiene sobre la salud y seguridad de las personas expuestas al calor y damos algunas orientaciones acerca de las soluciones de protección que están a nuestro alcance.

Exposición al calor

Nuestro organismo trabaja a la perfección en un rango relativamente estrecho de temperatura y que se sitúa en el entorno de los 37 °C. Por encima de estas temperaturas corporales internas, las funciones vitales empiezan a resentirse, y pasados ciertos límites se suspenden totalmente. Para evitarlo, el cuerpo activa mecanismos como la vasodilatación periférica (dilatar venas y capilares para facilitar el intercambio de calor) y la sudoración (el sudor absorbe calor al pasar de líquido a gaseoso).

Cuando estos mecanismos de disipación de calor no son suficientes para mantener la temperatura corporal controlada, se producen una serie de efectos en el organismo provocados por el desequilibrio hídrico y electrolítico, la insuficiencia circulatoria y la hipertermia.

Los trabajos que requieren de esfuerzos físicos considerables bajo condiciones de calor excesivo (sector de la construcción, agrícola, trabajadores de la jardinería, etc.) son los más susceptibles de presentar alguno de estos efectos.

Síncope por calor: Pérdida de conocimiento por falta de riego sanguíneo en el cerebro. Se recupera rápido al tumbarse en un lugar fresco.

  • Calambres por calor: Calambres musculares por la pérdida de líquidos y electrolitos. Hay que parar, descansar en un lugar fresco y reponer líquidos y electrolitos. Se debe evitar el calor durante 24-48 horas.
  • Agotamiento por calor: Deshidratación severa que provoca desequilibrio electrolítico y deficiencia circulatoria. Es como un golpe de calor incipiente. Síntomas: sed, cefalea, espasmos musculares, debilidad, fatiga, atontamiento, ansiedad, reducción de la orina y temperatura corporal de 39°C o superior. Hay que trasladar a la víctima a un lugar seco, tumbarla, reponer líquidos perdidos y humedecer el cuerpo.
  • Golpe de calor: El efecto más grave del calor, que puede ser mortal si no se trata. Se caracteriza por una temperatura corporal superior a 40,6°C. Esta hipertermia provoca lesiones en los tejidos y un fallo del sistema nervioso central. Reconocer los síntomas y actuar rápido es crucial.

¿Cómo puedo protegerme de los peligros del calor?

La protección frente al calor pasa por la adopción de sistemáticas de trabajo que tengan en cuenta los siguientes factores:

  1. Aclimatación. El cuerpo tarda entre 7-15 días en aclimatarse al calor. Sin embargo, pierde esta aclimatación en una semana. Es importante planificar el trabajo para permitir el periodo de aclimatación.
  2. Evitar, o limitar, el esfuerzo físico durante las horas más calurosas del día.
  3. Poner a disposición de los trabajadores fuentes de agua potable próximas y zonas de descanso con sombra.
  4. Además de hidratarse constantemente, se debe evitar beber alcohol o bebidas con cafeína, ya que deshidratan el cuerpo y aumenta el riesgo de sufrir enfermedades debidas al calor.
  5. Organizar ciclos de trabajo- descanso. En este sentido, es preferible realizar ciclos breves y frecuentes de trabajo-descanso que períodos largos de trabajo y descanso.
  6. Dormir las horas suficientes y seguir una buena nutrición son importantes para mantener un alto nivel de tolerancia al calor.
  7. Evitar trabajar en solitario, lo que permite la asistencia mutua entre las personas que trabajan al sol.

¿De qué equipos dispongo para proteger contra el calor?

En condiciones de calor ambiental, siempre se recomienda el uso de ropa amplia y ligera, con la mayor permeabilidad al vapor de agua que sea posible, de forma que se facilite la disipación de calor por la evaporación de la sudoración.

En este sentido, si debemos seleccionar una prenda destinada a personas que realizarán su labor en condiciones calurosas, típicas del verano, deberemos fijarnos en los valores de resistencia al vapor de agua de la prenda (un parámetro objetivo que sí que puede ser medido durante la certificación de las prendas de protección y que puede facilitarnos la selección del EPI) Cuanto más bajo sea este parámetro, la transpiración de la prenda será mayor y se facilitará que la persona que la lleva mantenga su temperatura corporal.

Aunque no existe ningún EPI específico para combatir los efectos derivados de la exposición a altas temperaturas ambientales propias del verano, el cambio de las condiciones ambientales hace que cada vez más fabricantes incorporen en sus catálogos prendas con elementos, como inserciones de elementos refrigerantes, que pueden absorber el calor corporal y otras, como trajes refrigerados con aire o líquidos que permiten eliminar el calor del cuerpo y disiparlo.

También hay disponibles prendas evaporativas que facilitan la evaporación del sudor del cuerpo (en ocasiones requieren la inmersión de la prenda en agua o hacen uso de sistemas de ventilación asistida), aunque su eficacia es limitada en ambientes húmedos. Desafortunadamente, no existen normas técnicas que definan requisitos de prestación mínimos para este tipo de prendas.

Adicionalmente, deben considerarse el uso de gorros o sombreros de ala ancha para proteger la cabeza (o cascos cuando sea requerido). Se tendrá en cuenta también el factor de transpirabilidad de estos elementos.

La amenaza invisible: la radiación UV solar

La protección contra la radiación UV solar (factor que no podemos olvidar) debe ser tomada en consideración. Así, en cuanto a prendas de protección, este tipo de artículos son un EPI según el Reglamento (UE) 2016/425 y deben incorporar el marcado CE.

En Europa, la norma EN 13758 (partes 1 y 2) establece el método de prueba para evaluar la protección de los tejidos frente a la radiación UV, así como los requisitos de clasificación y marcado de las prendas. Además, existen equipos que cumplen con otras normas nacionales.

En la protección de la piel, recordar que el Real Decreto 773/97, considera estas cremas como equipo de protección individual. Al ser estos fotoprotectores un producto cosmético-dermatológico, están sujetos a la regulación del Reglamento (CE) No 1223/2009 del Parlamento Europeo y del Consejo sobre los productos cosméticos. En la utilización de estos productos, su eficacia depende de su correcta aplicación y reaplicación. En general, la cantidad a aplicar recomendada es de 2mg/cm2 sobre la piel.

No debemos olvidar la necesidad de protección de los ojos frente a la, un factor que tratamos ampliamente en otra entrada del blog.