A menudo, cuando hablamos del calzado que utilizan los trabajadores para protegerse de los riesgos que pueden encontrarse en el medio laboral, la primera imagen que viene a nuestras mentes es la de un calzado de seguridad, con una puntera de protección resistente a los impactos de hasta 200 J. Es habitual asimilar el calzado de uso laboral al calzado de seguridad, olvidando que en el medio laboral, hay muchos más riesgos de los que debemos protegernos, mucho más allá de la caída de objetos. De hecho, hay entornos laborales en los que se ha eliminado o no existe el riesgo por caída de objetos, pero subyacen otro tipo de riesgos para los que deberemos ofrecer protección la protección adecuada.
En estas fechas navideñas, vemos un gran número de trabajadores que, en general no están expuestos a un riesgo de caída de objetos sobre el pie, pero que sí pueden estar expuestos a una caída al mismo nivel, por un resbalón, o que pasarán una gran parte de su jornada laboral de pie.
En estos casos, y según se desprende de la información proporcionada por la especificación técnica CEN ISO/TR 18690, características que incorpora o puede incorporar el calzado, como la resistencia al deslizamiento, o la absorción de energía en la zona del tacón, pueden prevenir los riesgos derivados de los factores que apuntábamos más arriba.
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